
Los resfriados normalmente se caracterizan por una serie de síntomas físicos como dolores musculares, fiebre, tos y malestar general. No obstante, también hay una serie de síntomas mentales que se dan en estas situaciones como la apatía, la irritabilidad o las dificultades de concentración, entre otros. Todo esto es lo que se conoce como comportamiento o conducta de enfermedad, algo mucho más importante de lo que creemos.
Es bien sabido que los síntomas que se tienen durante una enfermedad tienen como propósito acabar con ese virus o bacteria, así como aquellos agentes externos que se han introducido en nuestro organismo. Ahora también se ha podido conocer que ciertas actitudes también tienen un fin determinado.
Los efectos de una enfermedad sobre el cerebro tienen que ver con la barrera hematoencefálica, una estructura cuyo fin es proteger a las células del cerebro. Hasta ahora se creía que esta barrera también bloqueaba las señales del sistema inmunológico, pero hoy en día hay una serie de mecanismos que "atraviesan" esta barrera e influyen en el comportamiento.
El estudio
El estudio se llevó a cabo con ratones sanos, otros infectados con un virus y otros con depresión a los que se les ponía en situaciones extremas. Los ratones sanos y los infectados luchaban hasta salir de la situación, mientras que los deprimidos se rendían fácilmente. Gracias a esta prueba, se detectó que ciertas moléculas del virus estimulaban otras de la barrera hematoencefálica.
Posteriormente, se identificaron que, en respuesta a la molécula —interferón-?—, las células de los vasos sanguíneos producen la molécula CXCL10, que tiene conocida actividad inflamatoria en la artritis reumatoide. Esta última molécula alteraba las respuestas de las neuronas, reduciendo la capacidad de aprendizaje. Este hallazgo abre la puerta a encontrar nuevas formas de crear tratamientos contra el cáncer u otras enfermedades autoinmunes.
Por ello, la sensación de estar enfermo no es una molestia sin propósito, sino que forman parte de la respuesta del organismo a las infecciones, permitiendo combatirlas. Cabe destacar que esta puede convertirse en "patológica" cuando es desproporcionada respecto al problema real y cuando una persona persiste demasiado en el tiempo con estos síntomas mentales.
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