
Muchas personas presentan cierta incomodidad ante ruidos o sensaciones como arañar una pizarra, la respiración de otra persona, escuchar como alguien sorber un líquido o cuando está masticando algún alimento. Esto es lo que se conoce como misofonía, un trastorno neurológico que puede tener como causa experiencias negativas asociadas a estos sonidos concretos.
La misofonía es más frecuente de lo que se cree, de hecho, un estudio de 2023 de la Universidad de Ámsterdam sugiere que esta afección comparte genes con la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático. Además, las personas que se autoidentificaban misofonía tenían más probabilidades de tener genes asociados con trastornos psiquiátricos y acúfenos, es decir, la percepción de sonidos o latidos en el oído sin causa aparente.
Los acúfenos
En relación con los acúfenos, los pacientes que experimentan esto tienen también más probabilidad de tener síntomas psicológicos como la depresión o la ansiedad. Además, los acúfenos compartían semejantes estructuras genéticas con los trastornos de estrés postraumático. Esto implica que las personas con mayor predisposición a trastornos de estrés postraumático tendrían también altas probabilidades de desarrollar misofonía, por lo que podrían compartir tratamientos.
La investigación también sugería que aquellos con misofonía también mostraban sensaciones de preocupación, culpa, soledad e inestabilidad emocional. Ante sonidos de este tipo, la reacción de la persona que lo sufre va desde leve molestia hasta angustia o ira, algo que puede llegar a interferir en la vida cotidiana.
Misofonía y autismo
Contrario a lo que se cree, las personas con el trastorno del espectro autista (TEA) tienen menos probabilidades de sufrir misofonía. "Nuestros resultados sugieren que la misofonía y el TEA son trastornos relativamente independientes con respecto a la variación genómica", afirman los investigadores del estudio.
Los expertos advierten que los datos recogidos eran mayoritariamente de origen europeo, por lo que puede darse el caso de que este vínculo no se dé de la misma forma entre personas de otras regiones. Igualmente, la misofonía no se diagnosticó clínicamente, sino que fue autodeclarada por los participantes, algo que también puede ser un sesgo.
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