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Síntomas de la esclerodermia: qué es, causas y tratamiento de la enfermedad

  • Lleva a una pérdida de flexibilidad y funcionalidad
  • Puede afectar a la piel, los pulmones, el sistema digestivo, los riñones y el corazón
  • Su tratamiento se centra en aliviar los síntomas y frenar su progresión 
Una mujer mayor es tratada de su esclerodermia por un especialista

La esclerodermia es una enfermedad rara pero debilitante que afecta a miles de personas en todo el mundo. A pesar de ser poco conocida, esta afección puede tener un impacto significativo en la vida de quienes la padecen. En este artículo explicamos en detalle qué es la esclerodermia, sus posibles causas y las principales opciones de tratamiento disponibles.

Qué es la esclerodermia

La esclerodermia es una enfermedad autoinmune y crónica que afecta el tejido conectivo del cuerpo. A menudo se manifiesta a través de la acumulación anormal de colágeno en la piel y en varios órganos internos, lo que lleva a una pérdida de flexibilidad y funcionalidad. Esta enfermedad puede variar en gravedad y manifestación, y en algunos casos puede poner en peligro la vida de la persona que la padece.

La esclerodermia se caracteriza por la fibrosis excesiva de la piel y otros órganos, lo que lleva a una piel endurecida y tensa. La enfermedad puede afectar a diferentes sistemas del cuerpo, incluyendo la piel, los pulmones, el sistema digestivo, los riñones y el corazón. También puede dificultar el riego sanguíneo debido a la oclusión de las pequeñas arterias y capilares que transportan la sangre a los tejidos. La forma en que se manifiesta y progresa varía de persona a persona.

Tipos de esclerodermia

Existen dos tipos principales de esclerodermia:

  1. Esclerodermia localizada: Afecta principalmente la piel, pero puede también involucrar los músculos y articulaciones. Esta forma tiende a ser menos grave y a menudo se resuelve por sí sola.
  2. Esclerodermia sistémica: Esta forma afecta no solo a la piel, sino también a los órganos internos, lo que puede ser más grave. Puede subdividirse en esclerodermia limitada (se da en áreas específicas del cuerpo) y esclerodermia difusa (afecta a un área más amplia).

Causas de la esclerodermia

Aunque no se conoce la causa exacta de la esclerodermia, se cree que la combinación de factores genéticos y ambientales desempeña un papel importante. Algunos factores que pueden contribuir a la enfermedad incluyen:

  • Factores genéticos: La predisposición genética puede aumentar la probabilidad de desarrollar esclerodermia, pero no es el único factor determinante.
  • Factores autoinmunes: La esclerodermia es considerada una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca el propio tejido del cuerpo. La razón detrás de esta respuesta inmune anormal aún no se comprende completamente.
  • Factores ambientales: La exposición a ciertos factores ambientales, como infecciones o toxinas, puede desencadenar o empeorar la enfermedad en personas genéticamente proclives a tenerla.

Tratamiento de la esclerodermia

El tratamiento de la esclerodermia se centra en aliviar los síntomas y frenar la progresión de la enfermedad. Las opciones de tratamiento pueden incluir:

  • Medicamentos inmunosupresores: Estos medicamentos pueden ayudar a reducir la actividad del sistema inmunológico y prevenir daños adicionales.
  • Medicamentos para controlar síntomas: Se pueden recetar medicamentos para aliviar el dolor, reducir la inflamación y mejorar la circulación. En estos casos es habitual la administración de corticoides.
  • Fisioterapia y terapia ocupacional: Estas terapias pueden ayudar a mantener la flexibilidad, mejorar la movilidad y prevenir complicaciones.
  • Cuidado de los órganos afectados: En los casos en que la esclerodermia afecta a los órganos internos, como los pulmones o el corazón, se requerirá un tratamiento más específico para manejar esas complicaciones. Algunos fármacos que se utilizan son la ciclofosfamida oral y los esteroides (cuando hay inflamación de los pulmones); los bloqueantes de calcio y la prostaciclina (para hipertensión pulmonar); los bloqueantes H2, los procinéticos y la eritromicina (cuando afecta al aparato digestivo); y los antibióticos de amplio espectro (para la malabsorción).

Consulta a un reumatólogo

Si presentas síntomas de esclerodermia, como piel endurecida, dolor en las articulaciones o problemas respiratorios, es fundamental que consultes a un reumatólogo o especialista en enfermedades autoinmunes. Un diagnóstico lo más rápido posible y un tratamiento personalizado pueden mejorar significativamente la calidad de vida de las personas con esclerodermia y ayudar a frenar el avance de la enfermedad. La atención médica especializada es fundamental para el manejo de esta afección.

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