
La calma en el mundo de las mutualidades públicas no ha durado mucho. El rechazo de Adeslas a continuar en Muface ha sido la gota que ha colmado el vaso de la negociación, a pesar de que el Gobierno ofreció, en segunda instancia, una licitación con unas pretensiones muy superiores a las iniciales (un aumento de las primas del 33,5% en tres años respecto a otro de un 17,12% en dos años).
Las pérdidas es el motivo por el que la aseguradora dirigida por Javier Murillo va a abandonar el concierto, ya que dice que soportaría unos números rojos de 250 millones entre 2025 y 2027. Esto se produce porque el aumento de costes sanitarios no está yendo a la par con la inversión, a pesar de que el Ministerio de Función Pública haya tratado de paliar las diferencias con su oferta de la pasada semana.
Y es que los gastos totales en la sanidad pública y en las mutualidades ha ido a ritmos muy diferentes no ahora, sino desde hace dos décadas. Según desvela el Spending Review de la AIReF sobre el funcionamiento de las mutualidades, el gasto sanitario en estas creció un 59% entre 2002 y 2019. Mientras, en el sistema público este dato creció prácticamente un 95%, duplicando el ritmo de Muface, Isfas y Mugeju.

En términos nominales, debido a las dimensiones del Sistema Nacional de Salud (SNS) y las mutuas, las cifras son incomparables. Al final, el primero acoge a casi la totalidad de la población española, mientras que las mutuas son responsables de la sanidad de 1,5 millones de funcionarios. Estas últimas vieron aumentado su gasto de 1.400 millones a 2.230 millones, y la sanidad pública pasó de 38.500 millones a casi 75.000 millones.
Ese ritmo desigual de crecimiento es el que reclaman las aseguradoras que se debe corregir para que las mutualidades sigan pudiendo ser viables para licitar. De lo contrario, afirman que ellas han estado soportando esa brecha a base de pérdidas, alegando en especial al último concierto aún en vigor, que traerá unos números rojos de 429 millones de euros.
¿Dónde está la brecha?
Las desigualdades principales entre ambos sistemas están más acentuadas en los servicios hospitalarios y especializados. Ahí, en el mismo periodo comparado por la AIReF, en la sanidad pública este gasto creció un 130,4% y en las mutualidades un 86%. No obstante, las partidas de gasto en ambos sistemas son similares, superando el 60% del total.
Por otro lado la atención primaria es el otro factor diferenciador. Mientras en el SNS en dos décadas aumentó el gasto un 88%, en Muface, Isfas y Mugeju apenas un 54%.Por último, el gasto farmacéutico es el que más igualado está, aunque las mutuas siguen anotándose un menor crecimiento del coste (33,5%) que la sanidad pública (39,6%).
Ante esta situación, las aseguradoras cada vez son más reacias a conciertos largos, de más de dos años, porque de esta manera pueden revisar a más corto plazo las condiciones. Esta es la otra idea que Adeslas destacó en su comunicado y que DKV también ha insistido, y así se lo notificó a la Administración en la consulta pública que realizó este mes de diciembre.