Madrid
El famoso medicamento para adelgazar de Novo Nordisk, Wegovy, llegará a las farmacias españolas el próximo mes de mayo. Para acceder al medicamento será necesario contar con una receta médica, aunque no contará con financiación pública, por lo que los usuarios deberán pagar el importe total del medicamento, en lugar del 40% que existe para el resto de fármacos con receta médica. El precio, sin embargo, aún es una incógnita que Novo Nordisk no ha querido desvelar, si bien el mercado apunta a que tendrá un valor de entre 100 y 125 euros por caja.
La decisión de la empresa danesa de llegar al mercado sin contar con la financiación pública tiene dos consecuencias inmediatas, una positiva para la firma y otra negativa. La primera de ellas responde a que la agilidad del proceso es mucho mayor. Para conseguir llegar al mercado de esta forma basta con que la Agencia Española del Medicamento acepte la autorización de comercialización, algo relativamente sencillo si se compara con el procedimiento de precio y financiación marcado por el Ministerio de Sanidad. De hecho, de media, España tarda más de 600 días en dar salida al mercado a los medicamentos financiados. Sin embargo, la parte negativa es que el precio lo tiene que asumir completamente el ciudadano, algo que obstaculiza la progresión en ventas.
Una de las explicaciones que están también detrás de la llegada del medicamento es la escasez que se vive de fármacos contra la diabetes. Desde que se descubrió que Ozempic también valía para reducir la obesidad, el mercado consumió más de lo previsto y la farmacéutica no daba a basto para paliar la demanda. "Hasta el momento, únicamente Saxenda estaba autorizado para la indicación de control de peso pero recientemente se han autorizado varias presentaciones de un nuevo medicamento, Wegovy que se prevé que se comercialice a partir de mayo de 2024", reconoce la Agencia Española del Medicamento en un comunicado.
La decisión de la Agencia Española del Medicamento para autorizar Wegovy para adelgazar contrasta con el informe técnico que realizaron sus técnicos hace medio año. Entonces, el departamento que dirige María Jesús Lamas pusieron en duda la pertinencia del tratamiento al asegurar que se trata de una molécula para consumo crónico y que no hay evidencia de su seguridad a largo plazo.
La Agencia explica que existe evidencia, probada a través de los ensayos clínicos, de que el medicamento consigue reducir el peso de la persona que consume el fármaco. Sin embargo, alerta de que la pérdida de peso se detiene entre las semanas 60 y 68 de tratamiento y, tras un repunte, el peso se estabiliza. "Si se retira se produce una recuperación de peso y, al año, se recupera gran parte del peso perdido. Por tanto, se require un tratamiento continuo para mantener las mejoras en el peso. Sin embargo, se desconocen los efectos adversos a largo plazo por la administración crónica de SEMA a la dosis de mantenimiento de 2,4 mg", explica el informe técnico del organismo dependiente del Ministerio de Sanidad en sus conclusiones.