
"No me veo capaz de continuar invirtiendo en España. O cambian las cosas, o lentamente nos iremos marchando desde España hasta Estados Unidos", dijo hace una década el hoy presidente de honor –entonces presidente-, Víctor Grífols Roura, en unas palabras que ahora resultan proféticas. La compañía catalana recolecta en el continente norteamericano la mayor parte del plasma que utiliza luego para sus tratamientos e incluso cotiza allí a través de ADr –un tipo de instrumento financiero-. Más de la mitad de sus ingresos proceden del país al que destina prácticamente el 60% de su inversión en fábricas y centros industriales. En España, el porcentaje roza el 10% del total.
Según la información remitida al regulador bursátil estadounidense, el gasto en las principales actuaciones sobre sus instalaciones industriales fue de 452,6 millones de euros entre 2020 y 2022. La tendencia, eso sí, fue a la baja. De los 178,2 millones de 2020 se pasó a 167,7 millones en 2021 y los 106,6 millones de 2022. Las razones: el primero de los ejercicios estuvo fuertemente impactado por la construcción de las nuevas plantas de purificación y fraccionamiento de plasma en el complejo de Clayton (Carolina del Norte) a las que se destinaron 122,6 millones durante el trienio y que la compañía tuvo que ponerse seriamente el año pasado ya con la reducción de deuda.
Además de las inversiones en Clayton -también se erigió una nave logística por 10,4 millones y un centro de tratamiento de aguas residuales por 29,7 millones-, la cotizada levantó una fábrica de inmunohematología en San Diego (California) en la que gastó casi 10 millones de euros e invirtió otros 12 millones en los laboratorios que tiene en Emeryville (California).
El grupo también explica haber destinado 68,4 millones en "inversiones en nuevos centros de donantes y ampliaciones de centros de recolección en Estados Unidos". En Canadá, antes del acuerdo con el Gobierno para el desarrollo de la industria del plasma, la cifra fue de 11,3 millones de euros para aumentar la capacidad de las instalaciones de Montreal.
De este modo, Grifols concentra en Estados Unidos el 58,8% de la inversión en activos industriales. El dato va en línea con los ingresos, que en 2022 fueron de 3.420 millones de euros, el 56,4% del total. En el país, la organización emplea a más de 14.000 personas tras el último plan de despidos aplicado en la primera mitad de este año.
Pero la sociedad dirigida por Thomas Glanzmann no solo bebe del continente americano. El pasado 2022 inauguró una nueva planta de producción de albúmina en su recinto de Dublín (Irlanda) que supuso una inversión total de 150 millones de euros. Desde 2020 se destinaron 79,9 millones al proyecto, que supuso triplicar la capacidad anual de llenado del envase Albutein Flexbag, uno de los que comercializa.
España ocupa así el tercer escalón en la inversión industrial de Grifols. En la junta de accionistas del pasado año, Víctor y Raimon Grífols, lamentaron el escaso interés del país en el negocio del plasma. La compraventa de plasma está prohibida desde hace décadas y a pesar de los esfuerzos de la compañía, no hay visos de que se retire el veto. "Intentamos ser didácticos, hemos ido a ver a todos los ministros, pero no están por la labor", señaló Raimon.
Así, el conglomerado destinó 43,7 millones desde el estallido de la pandemia, el 9,67% del total. La planta de Parets del Vallès (Barcelona) captó la mayor parte del gasto, con 26,5 millones destinados a ampliar su capacidad y producción. En Barcelona, la firma también gastó 16,2 millones en la adquisición de unos nuevos terrenos de 79.180 metros cuadrados contiguos a sus instalaciones que servirán "para hacer crecer las capacidades industriales y de investigación".
La empresa usó 1 millón más en España para incrementar su potencial de producción de soluciones parenterales hasta los 60 millones de unidades.
Los planes de Grifols para 2023 y 2024
Aunque está centrada en la reducción de deuda, el capítulo de la inversión no está cerrado en los próximos años. La firma explicó en 2022 que recortaría su inversión en Capex con el objetivo de lograr una ratio deuda/Ebitda de cuatro veces en 2024. Está focalizada en el mantenimiento de las instalaciones a la espera de formular "una estrategia a gran escala para 2023 y 2024".
No obstante, sí tiene planificados ya varios proyectos para ampliar su capacidad. Para empezar, en Egipto y Canadá, países en los que ha llegado a acuerdos con las instituciones para desarrollar la industria del plasma y en los que prepara la edificación de nuevas plantas.
La firma mantendrá además la inversión en los centros de Clayton y San Diego, donde ampliará sus instalaciones logísticas y de tratamiento de residuos, en el caso del primero, y reconstruirá el laboratorio y las oficinas, en el caso del segundo. Lo mismo hará en el complejo de Dublín y, tras la adquisición de Biotest, en las infraestructuras que tiene en Dreieich (Alemania).
En España, Grifols pretende construir un nuevo edificio en Bilbao para el recuento de moléculas cerca del inmueble de su filial Progenika y cuenta en la hoja de ruta con inversiones en Murcia relacionadas con la ampliación del negocio de bolsas plasmáticas. También proyecta un laboratorio en Andorra.