Salud Bienestar

La fabricación de mascarillas cae un 60% tras el fin de la obligatoriedad

  • Los empresarios se sienten abandonados por el Gobierno tras auxiliarlos en 2020
Foto: iStock

A comienzos de la pandemia de coronavirus, los fabricantes respondieron a la llamada de auxilio del gobierno cuando en España no había suficientes mascarillas. Ahora, con la eliminación de los cubrebocas, primero en exteriores y después en interiores, la producción ha descendido hasta un 60% en algo más de un mes, según la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y Epis (OESP), si bien algunos empresarios incrementan esta cifra. Muchas fábricas han tenido que echar el cierre y las que sobreviven se sienten abandonados por el Gobierno.

El coronavirus pilló a España "en volandas", es decir, sin una industria de mascarillas asentadas. Los únicos cubrebocas que había en ese momento procedían de fuera, sobre todo, de Asia. "Cuando nos pusimos a ver qué estaba pasando nos dimos cuenta de que en Europa no había fábricas capaces de satisfacer la demanda. Era algo tan básico como una mascarilla en la boca para no contagiarnos. Dependíamos 100% de China", afirma el consejero delegado de ESPMask, Esteban Hernando.

Los emprendedores decidieron invertir sus ahorros en la creación de un mercado propio que ha dado un valor añadido al sector económico español. Compraron máquinas que solo sirven para fabricar este tipo de producto. Estas se adquirieron por el triple de dinero de lo que valen actualmente puesto que únicamente se encontraban en China, según los fabricantes. "Con 10 millones de beneficio se pueden comprar entre 16 y 20 máquinas que van a fabricar alrededor de 20 millones de mascarillas al mes", explica Hernando. "A día de hoy, hay mucha maquinaria parada y eso es dinero perdido", afirma la empresa Akrasalud.

Ahora que parece que todo está volviendo a la normalidad, el gobierno ha vuelto a las costumbres de antes: comprar productos sanitarios de China puesto que "la mano de obra es más barata y por tanto su valor económico también", denuncia ESPMask. "No tiene sentido que compitamos con China si las reglas no son las mismas", añade. Para fabricar una mascarilla en España deben seguir unos requisitos y "normas estrictas", ambos expuestos por la Agencia Europea del Medicamento. "Es más caro fabricar aquí que en otros países con otras condiciones", recalca el presidente de OESP, Juan Francisco Sánchez. "A los europeos nos encanta dar oportunidades a la gente con dificultad o no contaminar, pero eso a la hora de fabricar tiene un coste. Es imposible competir con países donde esos valores no son tan importantes para ellos", sigue diciendo.

Los fabricantes denuncian que las leyes de contratación primen el precio

Los fabricantes denuncian que el gobierno solo se fije en la cifra económica y que no repartan más ayudas. En cuanto a los concursos recalcan que casi siempre se quedan fuera puesto que el único valor que importa es el precio. " Si el gobierno a través de todos los concursos que sacan nos dieran una oportunidad a las empresas españolas podríamos llegar a tener un incremento un poquito mayor y por lo menos poder mantenerse un poquito, pero si no es muy difícil competir con el mercado asiático y otros de fuera", dice Akrasalud.

De momento, no hay ningún movimiento por parte ni del Gobierno central ni de cada una de las comunidades autónomas. Hace un año se estableció un megacontrato de más de 2.000 millones para hacer una reserva estratégica de materiales sensibles, como las mascarillas. Pero los fabricantes locales apenas consiguieron adjudicaciones.

El tamaño del mercado postpandémico de las mascarillas va a ser mucho mayor que el prepandémico. "Ha habido un aumento en el uso de la mascarillas por parte de la población. Ahora han descubierto que evita muchas patologías como la alergia o enfermedades de transmisión aéreas", explica el presidente de la asociación. Además, afirma que el consumo de mascarillas en centros sanitarios y farmacias aguantará bien.

En plena pandemia los fabricantes trabajaban las 24 horas de los siete días de la semana. "Al igual que ha habido vacunas, ha habido mascarillas y han sido los únicos instrumentos que nos han hecho sentir seguros", afirma el grupo de empresas. Y añade: "Creo que los políticos en este punto deberían reflexionar, porque una vez muchos empresarios hemos puesto nuestro patrimonio en juego y hemos atendido la llamada de auxilio del Gobierno, pero si esto queda en nada, la segunda llamada te aseguro que no contestará nadie".

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