Salud Bienestar

El ejercicio que tiene menos riesgo de lesión que el running, fortalece las articulaciones y aumenta la capacidad respiratoria

El power walking ha arrebatado la posición al running. Fuente: Pexels

El running parece estar más de moda que nunca. Y es que la sensación de liberación que sientes en cada zancada que das es inmejorable, al igual que cuando consigues todos tus objetivos en los entrenamientos o cruzas la meta el día de la carrera.

La pandemia fue un punto de inflexión. De hecho, hizo que multitud de personas echaran de menos el exterior y que la gente que nunca había había salido a practicar este deporte se lanzara en masa a las calles para comenzar a realizar la actividad.

Entre otras cosas, el running ayuda a tu cuerpo a ponerse en forma, a desconectar tu mente del estrés del día a día y a fortalecer tu organismo al completo. Ahora bien, no es para todo el mundo ya que es muy propenso a provocar lesiones en los tendones, los huesos o las articulaciones.

La gran alternativa

Por ello, ha llegado una nueva actividad que parece haberle arrebatado la primera posición al running: se trata del power walking, que consiste en caminar a una velocidad rápida, balancear los brazos y moverse pisando primero con el talón y luego la punta del pie.

Aunque en el nombre oficial aparezca el término walking (caminar), no quiere decir que se tenga que ir como si se estuviera de paseo. La velocidad debe ser dinámica y se tiene que marchar, nunca mejor dicho, moviendo los brazos acorde y pasear como si tuviésemos prisa.

Diferencias con el running

A diferencia del running, siempre debes tener un pie en contacto con la superficie, de ahí que el power walking sea considerado un ejercicio de impacto -con cierta presión sobre las articulaciones-, pero mucho más bajo y, por lo tanto, con menos riesgo de provocar dolores y lesiones.

Beneficios

En una sesión normal de power walking se pueden llegar a quemar unas 400 calorías, además de tonificar todos los músculos de la zona central (abdomen y lumbares) y de la zona inferior (piernas y glúteos). Por si fuera poco, se puede aumentar la flexibilidad, fortalecer las articulaciones y aumentar la capacidad respiratoria.

Cabe destacar que nunca se debe caminar menos de 20 minutos. Es decir, siempre se trata de superar la media hora. Si lo haces solo tres veces a la semana, debes intentar llegar a los 50 minutos de caminata cada uno de los días.

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