
El gigante del retail japonés Uniqlo ha sucumbido a la presión internacional después de varios días enfrentándose a la opinión pública mundial. El mayor fabricante de ropa de Asia suspenderá temporalmente sus operaciones en Rusia tras la invasión del territorio ucraniano.
Uniqlo, que hace tan solo una semana defendía su posición de mantener la actividad en el país europeo, ha anunciado este cierre temporal debido a la fuerte presión que ha recibido tanto del sector empresarial y político, como del propio público.
Esta decisión se toma en un momento en el que la población mundial estaba alimentando un boicot contra la marca. De hecho, el hashtag #BoycottUNIQLO venía tomando mucha fuerza en redes desde hace días.
"La ropa es una necesidad básica"
Hace tan solo unos días, Tadashi Yanai, fundador de Fast Retailing, empresa matriz de Uniqlo, sostenía que "la ropa es una necesidad básica". El CEO de la compañía aseguraba que las 50 tiendas establecidas en Rusia, así como la venta online, permanecerían operativas. "El pueblo de Rusia tiene el mismo derecho a vivir que nosotros", concluía.
Sin embargo, esas declaraciones se daban en un momento en el que decenas de empresas multinacionales protagonizaban un éxodo en castigo por la actuación rusa en Ucrania.
De hecho, el principal competidor de Uniqlo mostraba el camino a seguir a la opinión pública, algo que también ha influido en esta última decisión del gigante japonés, y es que Inditex ya ha cerrado temporalmente sus 502 tiendas en Rusia y ha paralizado su e-commerce en el territorio.
Del mismo modo, a pesar de no ser una competencia directa, otras empresas estaban evidenciando la actuación de la compañía de Tadashi Yanai, en tanto que Apple, Nike, BMW y General Motors también han suspendido su actividad en Rusia.
Las empresas japonesas debaten sobre el éxodo de Rusia
Mientras los mayores fabricantes de automóviles de Japón, Toyota Motor y Honda Motor, ya han anunciado la decisión de paralizar la actividad, otras empresas dudan sobre el impacto que esa iniciativa puede tener en su desempeño.
Mitsubishi y Mitsui, por su parte, no quieren apresurarse en salir de un proyecto que incluye petróleo y gas ruso. Mientras, Japan Tobacco, que goza del 37% del mercado ruso, continúa operando en Rusia y, además, señala que está "totalmente comprometida" con el cumplimiento de las sanciones nacionales e internacionales.
Estas empresas ejercen su actividad en un contexto en el que su propio gobierno ha impuesto una serie de severas sanciones contra el Kremlin, incluida la congelación de los activos de los oligarcas rusos.
Uniqlo prometió donar ropa y 10 millones de dólares a los refugiados ucranianos
Uniqlo, consciente de la controversia que provocaba mantener su actividad en Rusia, respondió prometiendo que donaría una parte de su producción a los refugiados ucranianos, así como aseguró que enviaría 10 millones de dólares al cuerpo especializado de la ONU.
Sin embargo, las medias tintas de la compañía no sirvieron a la opinión pública, que reforzó el boicot contra la firma, por lo que ahora Uniqlo se ha visto obligada a retirarse de Rusia y a cumplir su promesa de apoyar la causa ucraniana.
Una decisión en contra de sus intereses, en tanto que desde que la empresa llegó a Rusia en 2010 ha aumentado poco a poco su actividad en el territorio, incorporando nuevos establecimientos e incrementando la inversión, con el fin de alcanzar a Inditex.
Uniqlo tendrá que enfrentarse a varios frentes abiertos
El horroroso timing de Fast Retailing le va a costar un retroceso enorme respecto a los competidores que sí tomaron la decisión a tiempo. El problema se hace más notable cuando se atiende a que la compañía estableció una empresa conjunta con Mitsubishi en 2017 para expandirse aún más en el mercado ruso.
Por otro lado, el gigante asiático tiene que enfrentarse a la dependencia de Japón. Este interés por expandirse en las fronteras europeas deriva de una ralentización de su facturación derivada de problemas sociológicos.
Uniqlo tiene que vender ropa, cuyo principal target es la gente joven y de mediana edad, en un país en el que el envejecimiento demográfico está haciendo mella en las empresas del sector, por lo que la compañía se ve obligada a buscar clientela fuera de sus propias fronteras.