
La industria agroalimentaria en España y Aragón pasa por un momento crucial en materia de internacionalización. Para aprovechar el impulso que tiene el alto valor de los productos españoles en el extranjero es necesario hacer crecer el tejido productivo, el tamaño de las empresas, y enfrentar retos como la escasez de la mano de obra o las guerras comerciales a través de la colaboración pública-privada. Estas fueron algunas conclusiones de la tercera mesa del Foro Agroalimentario: Transformación, sostenibilidad y mercado global, elEconomista.es.
En la mesa en la que se debatió sobre la internacionalización y los retos del mercado global de la agroindustria en Aragón y España se planteó la cuestión de las nuevas políticas comerciales de Estados Unidos y los aranceles impuestos por Donald Trump, los participantes afirmaron que es necesario mirar en su justa dimensión el impacto de estas medidas para el sector alimentario aragonés.
"Estados Unidos, que es uno de los mercados preocupantes, puede tener impacto en mercados más reducidos, como puede ser el del vino, sin embargo, hay que tener en cuenta que el 70% de las exportaciones agroalimentarias aragonesas van al mercado europeo, un 25% al mercado asiático y solamente un 5% se reparte entre el americano, el africano y Oriente Próximo, es decir, que están muy concentradas en Europa y en Asia", ha sostenido Luis Villamayor, director ejecutivo Harineras Villamayor y expresidente de AIAA.
Al mismo tiempo, el director de Harineras Villamayor ha destacado que la diversificación es importante cuando se cierran las puertas de algunos destinos. "Asia es un claro ejemplo de lo bien que lo ha hecho la industria en los últimos años, sobre todo por la reducción de la exportación del sector cárnico a China y como ha complementado con otros mercados, como puede ser Corea del Sur, Vietnam y muchos otros países, con una gran población", ha añadido.
Algo en lo que coincidieron los ponentes, es que para llegar a ese punto es fundamental el crecimiento empresarial en tamaño. "Desde luego es más fácil exportar cuando sé es una empresa grande, que cuando sé es pequeña, pero las pequeñas están aportando también una gran diversificación en los mercados y es muy importante seguir apostando por esas empresas que el día de mañana serán grandes", ha ampliado Villamayor.
El responsable de Pymes y Empresas y de Agro de Aragón de Banco Santander, Luciano Viguin ha suscrito esta idea y ha subrayado que "es importantísimo que las empresas ganen tamaño, que capturen esas economías de escala que hay en los mercados", y que para ellos hay dos vías. "Una vía orgánica donde la variable principal necesaria es el tiempo, que a veces no existe, pero yo creo que es la variable principal, y otra forma de crecer es de manera inorgánica, donde una de las variables más importantes es el socio financiero que te acompaña".
Otra pata importante para la internacionalización de las empresas agroindustriales es la innovación y el avance tecnológico. En este sentido, Javier Camo, director general de Aragón Exterior (AREX), ha subrayado que a las grandes empresas "les hace falta es una planificación estratégica sobre los mercados" a los que quieren exportar. Mientras que a una pequeña empresa para crecer, necesita, entre otras cosas, de "digitalización de procesos y análisis de datos" para obtener "información relevante y de primera mano de cómo se comportan los mercados". Asimismo, el directivo ha mencionado que es necesaria la capacidad de innovación. "Con esta somos capaces de salir con nuevos productos de alto valor al extranjero".
Camo ha explicado que en Aragón, hay unas 100.000 empresas, de las cuales exportadoras son unas 4.000, y regulares, que son las que han exportado los últimos cuatro años, unas 1.800. "Si miramos la serie histórica desde 2019, las regulares, que son las que dan tamaño y capacidad exportadora, se han incrementado más de un 12%".
Entre otros retos, se ha mencionado en la mesa las cláusulas espejo, la burocracia y la entrada de productos del extranjero que no cuentan con las mismas normativas que impone la Unión Europea a los productores del bloque. En esta parte, Camo ha hablado de aprovechar que el producto español que se exporta en Europa es competitivo, mientras que fuera, "tenemos que mirar los nichos de mercado, y a qué mercados queremos ir. Asia, donde hay países con 1.400 millones de habitantes, es un mercado potencial en volumen de consumo enorme".
"Otro mercado que es muy potente, es el latinoamericano. Tenemos el reglamento de la Unión Europea en materia de deforestación, Brasil ha dicho que no quiere acatar, pues bueno, no se trabaja con ellos en condiciones. Ahora, hay que seguir mirando mercados para proteger a nuestros productores, ahí la Unión Europea tiene esa capacidad. Pero sin perder el foco, que es que nosotros tenemos que seguir vendiendo fuera, porque tenemos otros mercados que aprecian mucho nuestro producto, por ejemplo, Canadá o México", ha ampliado Camo.
Escasez de mano de obra y reducción de la jornada laboral
Entre los otros retos que enfrenta el sector agroalimentario para mantenerse competitivo está la escasez de mano de obra cualificada y algunas propuestas del Ejecutivo como el tema de la reducción de la jornada laboral y la figura de los fijos discontinuos, que pueden afectar la competitividad de las empresas y del trabajo en el campo. Sobre esto, los participantes han señalado que es importante que las administraciones públicas faciliten la tramitación de contrataciones para que las empresas puedan llevar a cabo "una contratación controlada" desde los países de origen.
"Tenemos que facilitar la contratación controlada, probablemente en origen de personas que puedan venir de otros países a trabajar aquí y de otras zonas de España, porque en las empresas tenemos un verdadero problema de contratación", se ha lamentado Villamayor".
También, Fernando Cidraque, director de la Feria Internacional de Maquinaria Agrícola (FIMA) ha puesto el foco en que la legislación en materia laboral, muchas veces se ha hecho sin tener en cuenta la realidad del campo. "Cuando se necesita en determinados cultivos, en los que se necesita muchísima mano de obra, sí que es necesario esta figura, pero en otros empleos de maquinaria, yo creo que la legislación, no tuvo en cuenta el campo, sobre todo al contratar migrantes".
Además, el directivo de FIMA ha concretado que lo que se necesita en materia laboral en el campo es flexibilidad. "Si le explicamos a un agricultor que se habrá levantado a las seis de la mañana para intentar empezar a cosechar y poder acabar el día sin que le caiga una tormenta encima, pues, a lo mejor, va a estar 13 o 14 horas en el campo. Poder hacer eso con un control horario, en una tarea agraria, es prácticamente imposible. Con lo cual, hay que buscar alguna fórmula que permita flexibilizar esos horarios", ha concluido.