
El "oro líquido" español afronta en una situación de ventaja competitiva la imposición de trabas económicas por parte de Donald Trump. El aumento de la producción ha reducido a prácticamente la mitad el precio del aceite de oliva, lo que amortiguará los efectos de las barreras arancelarias.
Aunque la gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva, Teresa Pérez, reconoce que los aranceles de Trump suponen "un obstáculo que nos van a dificultar un poco las cosas", si bien el sector afronta estos aranceles mejor que los de hace 6 años y se muestra confiada no solo en mantener el volumen de las ventas en un mercado tan importante como el norteamericano sino en la posibilidad de crecer.
La situación que afronta el "oro líquido" español es bien distinta a la que se presentó en 2021 cuando Trump estableció un arancel del 25% a los aceites de oliva españoles envasados. En aquella ocasión, en la Unión Europea sólo afectó a nuestro país, porque el presidente norteamericano eximió a Italia. De hecho, este país junto con Túnez, segundo productor mundial tras España en aquel momento, fueron los que se beneficiaron de la espectacular caída que sufrieron nuestras ventas, que bajaron, de valores superiores a las 140.000 toneladas, a cerca de las 80.000. Descárguese aquí gratis la revista elEconomista Agro
Pero en esta ocasión, "son aranceles de carácter horizontal para todos los productos europeos con lo que estamos en igualdad de condiciones con nuestros competidores", comenta Teresa Pérez. A esto se une que la ventaja inicial de Turquía, que contaba con un arancel del 10% en un primer momento, se ha disipado al equipararse con los que sufrirán los aceites de oliva españoles al menos durante los próximos tres meses. "España es el país donde nace el aceite, vamos a tener una cosecha de más de 1,4 millones de toneladas es decir aquí es donde tenemos el producto, la calidad con estándares de la Unión Europea y es de esperar que el mercado siga funcionando", afirma.
Precisamente es la buena producción de esta campaña, equivalente a lo producido en las dos anteriores campañas juntas, la principal baza con la que cuenta el sector del aceite de oliva español ya que permitirá hacer más fácilmente frente al efecto de los aranceles, ya que la posible subida del precio al consumidor es asumible al haber disminuido los precios en origen a prácticamente la mitad respecto a la campaña anterior. Los datos recientes avalan esta estrategia. Con la retirada de los aranceles por parte de Biden las exportaciones españolas se recuperaron y alcanzaron las 127.00 toneladas el pasado año en pleno rally de las cotizaciones, que se situaron en cotas máximas.
Aunque Teresa Pérez es prudente y espera a ver cómo puede afectar al aceite de oliva la inflación del resto de los productos de la cesta de la compra de los consumidores norteamericanos, confía en que "las exportaciones se podrían mantener y, por qué no, incluso crecer. Venimos de un escenario de contracción por las limitaciones de disponibilidad de este producto, con dos campañas muy muy cortas, con los precios en origen muy altos y ahora se han modulado. Estamos a menos de la mitad del precio que hace un año. Podemos seguir aspirando a crecer. Es un mercado que está preparado para crecer".
La gerente de la Interprofesional asegura que "hay que seguir trabajando porque Estados Unidos es el mercado con más potencial de crecimiento a corto plazo y hay que seguir ahí, educando en el uso del producto. En España tenemos el mayor consumo per cápita, prácticamente 12 litros por habitante, y el norteamericano está aún muy lejos, apenas 1,2 litros por persona al año".
Pese a que el americano es el principal objetivo de la estrategia de internacionalización de la Interprofesional, la apuesta por la promoción también se seguirá produciendo en otros mercados. "Se viene diversificando hace muchos años, haciendo crecer la demanda en distintos continentes., empezando por Europa, donde tenemos mucho potencial. Alemania es un mercado muy interesante, con un poder adquisitivo alto y donde todavía hay mucho margen de crecimiento, y por supuesto Asia, que tiene una población muy grande. China y Japón son mercados que también contrajeron la demanda en los últimos años por la escalada de precios y esperamos que se vuelvan a recuperar y sean una salida a parte de la producción española. Hablamos de un producto global en un mercado global y todas las salidas suman".
En este sentido, Teresa Pérez reclama el apoyo de la UE. "En promoción tenemos que hacer grandes esfuerzos, las inversiones son importantes, la Comisión Europea debería apoyar esos programas de promoción que vamos a hacer para consolidar los aceites de oliva europeos en los mercados, tanto dentro como fuera de la UE".
El vino para exportaciones
Bien distinta es la situación del vino español, otro de los dos grandes afectados por la política arancelaria de Trump. Por de pronto, la American Trade Association ha enviado una comunicación a sus socios para que no importen más caldos europeos.
El director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, no obstante, prefiere ser cauteloso y celebra la rebaja del arancel 20% al 10% los próximos tres meses. "Cualquier mejora de la situación que teníamos es positiva. Lo importante es que hay una voluntad de negociación tanto de la Administración americana como europea".
Benítez prefiere ver la botella medio llena y asegura que el mercado de Estados Unidos, el segundo en valor para los tranquilos y el primero para los espumosos españoles "aunque se produzca un descenso de las ventas, con este nivel arancelario no se va a cerrar el mercado norteamericano. Vamos a ver qué es lo que no se vende porque también es verdad que los aranceles no son solo a España sino a todo el mundo, con lo que la situación competitiva en términos relativos no es tan mala". No obstante, reconoce que también puede haber un descenso del consumo por la recesión económica que ya se está apuntando en Estados Unidos. "Pero todo está por confirmar", apunta.
Benítez se muestra en desacuerdo con lo expresado por algún bodeguero sobre un segundo efecto de los aranceles. La presumible reducción de las exportaciones europeas puede inundar de vino nuestro mercado interior, el de la UE, y disparar la competencia entre sus países miembros. Italia envió el año pasado 353,9 millones de litros a Estados Unidos, Francia 177,9, y España 67,3. "Yo sería más cauteloso y esperaría a ver si se produce ese descenso y a qué mercados va. Va a depender mucho de cada bodega y cada situación", afirma.
Otro de los fantasmas que sobrevuelan sobre el sector vitivinícola español es que, en plena guerra arancelaria, se produzca una buena producción como apuntan las buenas condiciones climatológicas registradas. "Hay que ser prudentes. Hablar a principios de abril de cosechas es elucubrar. Sabemos que ha habido lluvias, que se ha reducido la sequía, pero también que había un déficit de existencias en muchas zonas, incluso que en la mayor zona productora de España, la franja central de Castilla-La Mancha, el pasado año hubo una cosecha más corta por el excesivo calor, que impidió que las uvas se desarrollasen durante el verano. Hay que esperar porque hasta el rabo todo es toro", afirma el director general de la FEV.
De cualquier manera, Benítez reconoce que hay que pensar que "el paradigma de comercio con Estados Unidos nos va a cambiar, eso está claro, y por tanto las bodegas tendrán que ir pensando qué hacen, si compensan con los importadores márgenes, si suben precios, si ambas cosas…Esto nos va a llevar a una situación distinta".