
El vallisoletano Óscar de Íscar preside el Grupo de Jóvenes de las cooperativas agroalimentarias de España con el objetivo de conseguir que las nuevas generaciones participen en la gestión de estas compañías.
El que no vale para estudiar, al campo. Suena trasnochado, pero, aún hoy, esta sentencia resuena en el imaginario colectivo, fruto de décadas en las que se dio por absolutamente cierta, y, de alguna manera, todavía anquilosa al sector. Por fortuna, se la va enterrando poco a poco y nadie duda ya de que la agricultura, la ganadería y, por ende, la agroalimentación, cuentan en la actualidad con los jóvenes mejor preparados de su historia, así como con las herramientas y tecnologías más punteras imaginables, una combinación perfecta para una potente materia prima que, desde dentro, quieren hacer valer. Así, algunos toman la bandera convencidos de que es el momento de aprovechar tan gigantesco sembrado de talento e innovación tecnológica para que arraigue una nueva mentalidad y germine la confianza de la que ha de brotar el valor que realmente merece la profesión de quienes cargan con la labor vital de alimentar al mundo. Descárguese aquí gratis el último número de la revista elEconomistaAgro
Óscar de Íscar Martín es uno de los jóvenes formados y con talento que están dispuestos a encabezar ese cambio. Tiene 35 años, es ingeniero químico industrial, cuenta con un Máster en Dirección y Gestión de Bodegas y representa la cuarta generación familiar en la Cooperativa Cuatro Rayas, uno de los buques insignia de la Denominación de Origen vitivinícola Rueda. Desde mayo, preside el Grupo de Jóvenes de Cooperativas Agro-alimentarias de España, cargo que asume por dos años con el ambicioso reto de guiar a la cantera para "iniciar el cambio de mensaje y que, a partir de aquí, no tenga marcha atrás"; para lanzar una revolución desde las bases del campo que pasa, subraya, por "que los profesionales dejen de considerarse meros agricultores y ganaderos y se conviertan en empresarios agroalimentarios".
Se trata de abrazar una mentalidad muy afianzada en los países nórdicos -tal y como el propio De Íscar pudo constatar el pasado año en un encuentro de jóvenes agricultores y ganaderos europeos que se llevó a cabo en Tarragona-, y que otorga un papel fundamental a las cooperativas como entidades que garantizan al profesional una rentabilidad económica, a la par que respaldan el mejor desempeño de su labor con formación y acompañamiento. "En Finlandia, Noruega, Suecia, Holanda… no entienden que seamos agricultores sin estar dentro de una cooperativa", afirma sobre un sector que en este arco de países apuesta, además de por producir, por "elaborar y comercializar" valiéndose de la fuerza y los recursos de estas entidades para crear valor añadido.
Y es que, en último término, hay que convertir las de agricultor y ganadero en profesiones rentables y, con ello, dotar al campo del atractivo que necesita para recibir nuevas incorporaciones y para poder sortear el gran problema del relevo generacional.
Evitar la muerte de negocios rentables
Precisamente, su preocupación por su tierra, Castilla y León, que presenta en el agro uno de los índices de despoblación y envejecimiento más acusados de la geografía española, es lo que llevó a este joven de la localidad vallisoletana de Serrada a dar el paso y ponerse al frente del Grupo de Jóvenes de Cooperativas Agro-alimentarias de España. "Puede sonar fuerte, pero veo que muchas cooperativas van a morir aun siendo muy rentables, porque no tienen continuidad", afirma tajante Óscar de Íscar, antes de contrarrestar tan nefasto augurio con optimismo. "Estamos a tiempo de poder revertirlo", dice, y tenemos la fórmula: hay que animar a esos jóvenes del campo que constituyen la cantera mejor preparada de la historia "no sólo a seguir con las explotaciones, sino a formar parte activa de las cooperativas" y a asumir responsabilidades dentro de ellas y de sus federaciones autonómicas "para cambiar el discurso, para revalorizar socialmente el sector y demostrar que no somos gente que llora y se queja, sino que somos empresarios".
Aficionado a los símiles que ofrece el lenguaje futbolístico, añade en el mismo sentido que "los equipos tienen que trabajar la cantera, pero los canteranos también tienen que tirar la puerta abajo y hablar con las personas que dirigen las cooperativas para decir: señores, estamos aquí, somos proactivos y tenemos espíritu emprendedor para mejorar el futuro de las cooperativas, para dotarlas de un mayor valor económico o rentabilidad y hacer con ello que la gente apueste más por este negocio".

De compromiso y de ser parte activa sabe bien este joven viticultor que gestiona las 55 hectáreas familiares de viñedos de verdejo y otras 15 de cereales de secano, que entró como socio en Cuatro Rayas en 2019 y es actualmente tesorero del Consejo Rector de esta Cooperativa que agrupa a casi 300 socios y socias de 30 poblaciones del ámbito rural de Valladolid y Segovia, supera las 2.600 hectáreas de viñedos, alcanzó el año pasado una facturación récord de 35 millones de euros y genera 640 puestos de trabajo -según un informe de impacto socioeconómico de 2022-.
Además, en 2022 fue nombrado representante de Urcacyl (Unión de Cooperativas Agrarias de Castilla y León) en ese, entonces incipiente, Grupo de Jóvenes de Cooperativas Agro-alimentarias de España en el que están representadas diez federaciones autonómicas y que se reúne presencialmente dos veces al año y otras tres o cuatro por videollamada, para abordar problemas comunes, compartir experiencias, trasladar conclusiones a sus respectivas federaciones, establecer pautas de actuación ante las administraciones públicas y realizar cursos formativos como uno ya llevado a cabo sobre técnicas para hablar en público o el que se programará próximamente con la PAC como eje conductor.
Envero y otros ejemplos de fomento del relevo
Entre otras aportaciones, Óscar de Íscar ha llevado a esas reuniones el ejemplo de la Comisión Envero como medida impulsada en el seno de Cuatro Rayas para favorecer el relevo generacional. Se trata de una agrupación formada, tanto por los cooperativistas más jóvenes como por los hijos e hijas de los socios titulares, para que aquellos que heredarán la responsabilidad de mantener vivo el legado de la cooperativa conozcan y formen parte activa de su día a día, aportando su visión y aprendiendo de sus antecesores.
Creada como órgano asesor del Consejo Rector de Cuatro Rayas, la Comisión Envero no sólo está contribuyendo a que la cantera de la propia Cooperativa se convierta en la mejor prescriptora de sus vinos, sino que crea un fuerte vínculo y sentimiento de pertenencia de sus 39 integrantes a algo grande, a una bodega que ya vende alrededor de 18 millones de botellas en más de 50 países.
Pero no es el único ejemplo. En el cooperativismo agroalimentario español encontramos otras muchas medidas enfocadas también a favorecer el relevo generacional en un sector que necesita cantera. Sin desmerecer ninguna de ellas, asegura Óscar de Íscar que una de las que más le ha llamado la atención y que ha conocido a través del Grupo de Jóvenes es la de la Cooperativa extremeña Cooprado que, creó en 2016 la Escuela de Pastores Tajo-Salor-Almonte como programa formativo eminentemente práctico que permite la puesta en valor de esta profesión y la transferencia de conocimientos para el pastoreo extensivo orientado al relevo generacional. Con ganaderos y pastores como tutores, esta escuela ha capacitado ya a a un centenar de pastores en sus nueve ediciones. También, la de Grup Unió de Reus (Tarragona), que hace ya cuatro años puso en marcha un programa participativo a tres bandas para fomentar la incorporación de jóvenes a la agricultura, garantizándoles a ellos una buena rentabilidad de sus explotaciones, a los arrendatarios un dinero por su cesión de tierras y a la propia cooperativa un 25% del valor de la producción, que reinvierte en asesoramiento a esos nuevos profesionales, seguros agrarios para ellos y amortización de la inversión de su explotación.