
Los españoles consumieron el año pasado un total de 4.233 millones de toneladas de leche y lácteos, lo que supone un leve crecimiento del 0,16% respecto a 2022, según los datos de la patronal del sector, Fenil.
Si bien la tercera edición del "Barómetro del sector lácteo", elaborado por Circana para Fenil, refleja un crecimiento en el valor de las ventas totales por la subida de precios, el sector observa con preocupación el cambio en los patrones de consumo.
Así, por categorías, el volumen de ventas de yogures y postres cayó un 3,1% y el de los batidos un 2,5%, mientras que la leche subió un 1,8% y, aunque el conjunto de quesos creció un 1,1%, el de las especialidades tradicionales españolas cayó por encima del 3%.
Los datos de la consultora también reflejan el impacto de la crisis en el auge de la marca blanca, ya que en la práctica totalidad de categorías lácteas, su cuota de mercado ya supera a las marcas de fabricante en volumen. En el caso de la leche líquida clásica, la marca del distribuidor obtuvo una cuota del 58%, mientras que en yogures y quesos llegó a rozar el 70%.
Por otra parte, el año pasado se comercializaron en España 890.000 toneladas de leche y lácteos provenientes del extranjero, el dato más alto de los últimos 10 años, frente a las 510.000 exportadas por las industrias nacionales. Si en el pasado España importaba leche cruda para su industria láctea, en la actualidad, las importaciones se centran en productos terminados de bajo valor añadido, como quesos procedentes de Alemania o Países Bajos, recuerda Fenil.
Este hecho, recuerdan, está poniendo en peligro al sector quesero nacional, formado por un gran tejido de medianas y pequeñas empresas familiares que se están viendo desplazadas de los lineales de las grandes superficies y de los mercados de exportación. Aunque el consumo de quesos creció el año pasado en torno al 1%, la evolución fue diferente por subcategorías: aumentaron las ventas de queso importado, entre los que se incluyen también los rallados y fundidos, mientras que cayeron las de quesos tradicionales y frescos.
Según Luis Calabozo, director general de Fenil, "la industria láctea española, y más aún la pyme, afronta momentos de gran incertidumbre, pues ha asumido la mayor parte del incremento de los costes de producción derivado de la crisis inflacionaria (energía, transporte, materias primas, etc.). Aunque se vislumbra una estabilización de ciertos costes, algunos de ellos, como el precio que se paga por la leche a los ganaderos, persisten en niveles más altos que en el resto de la UE". Además, añade que "desde el inicio de la crisis de costes en 2022, la industria láctea ha desempeñado un papel crucial como estabilizador de los precios al consumidor".