Nueva York
Berkshire Hathaway, el conglomerado de Omaha, Nebraska, lidereado por el multimillonario Warren Buffett, registró en el primer trimestre del año una pérdida neta de 49.750 millones de dólares, o 30.653 dólares por acción de Clase A. La debacle estuvo provocada principalmente por las caídas por valor de 54.520 millones de dólares en sus inversiones, principalmente generadas por su exposición a la renta variable.
Los resultados de Berkshire se han visto afectados por una nueva normativa contable que entró en vigor en 2018 que requiere que las compañías incluyan beneficios o pérdidas de inversión en sus beneficios netos. Dicho esto, el propio Buffett ya reconoció previamente que no ha vivido una crisis cómo la actual en su vida.
Berkshire posee grandes inversiones en acciones y los cambios durante el trimestre en el valor de los mismos pueden tener un gran efecto en los resultados netos de Berkshire. Los beneficios operativos, que excluyen algunos de estas inversiones, aumentaron a 5.870 millones de dólares desde los 5.560 millones de dólares registrados el año pasado.
No obstante, el conocido como el Oráculo de Omaha, continuó durante el primer trimestre del año engordando la caja de efectivo de Berkshire, que cuenta ya con 137.000 millones de dólares.
"A medida que los esfuerzos para contener la propagación de la pandemia de Covid-19 se aceleraron en la segunda mitad de marzo y continuaron hasta abril, la mayoría de nuestros negocios se vieron afectados negativamente, y los efectos hasta la fecha varían de relativamente leves a severos", señaló Berkshire, que celebra su junta de accionistas de forma virtual este fin de semana.
Las acciones Clase A de Berkshire han caído aproximadamente un 19% este año hasta el cierre del viernes, un comportamiento que vuelve a quedar rezagado con respecto al S&P 500 que acumula una caída del 12%.
Entre enero y marzo, Berkshire compró 1.800 millones de dólares en acciones y recompró acciones propias por valor de 1.700 millones de dólares, menos que en el último trimestre de 2019. La compañía reveló recientemente que redujo sus participaciones en Delta Air Lines y Southwest Airlines, dos de las aerolíneas más golpeadas por las restricciones de viaje como consecuencia de la pandemia.
Los beneficios generados en la cartera de inversiones de su negocio de seguros ayudaron a impulsar los beneficios operativos casi en un 6% hasta los 5.870 millones de dólares. Su negocio de ferrocarriles (BNSF) registró una disminución de su volumen del 5,2%. Por su parte, Precision Castparts generó menores ventas en los mercados más importantes, no solo por el brote del coronavirus sino también por los problemas derivados del 737 Max de Boeing.