Los bonos convertibles contingentes (cocos) de Deutsche Bank han vuelto a ser degradados por la agencia de rating Standard & Poor's hasta B+ desde BB-, por lo que quedan calificados varios escalones por debajo de lo que convierte a un bono en basura. Este tipo de deuda suele ser la que ofrece un interés más alto a los inversores pero a cambio de un mayor riesgo.
Los precios de los 'cocos' (son los bonos calificados con mayor riesgo dentro de la deuda de los bancos) están cayendo en picado en el mercado secundario, en especial los emitidos por la entidad alemana. Los tenedores de estos instrumentos se sitúan en la segunda posición en el orden de absorción de pérdidas, después de los accionistas.
Sin embargo, la agencia de rating también ha destacado en su informe que la capacidad de pago de Deutsche Bank para este año y 2017 "debería ser más que suficiente para abonar los intereses de esta deuda a los bonistas". La venta de una parte de la participación en Huaxia Bank permitirá al banco de inversión alemán afrontar los pagos durante los próximos años.
Los 'cocos' son bonos convertibles que pueden generar grandes problemas a los inversores si los resultados no son los esperados. Y es que, los bonos 'cocos' están diseñados para convertirse automáticamente en acciones bajo ciertas condiciones. Por supuesto, esta conversión a acción se efectuará al precio de mercado de las mismas.
Así las cosas, los que en un principio eran acreedores de un banco tras comprar estos 'cocos' pasan a ser dueños una vez que sus bonos se convierten en acciones, lo que puede diluir el precio de la acción de los inversores que ya estaban expuestos a la empresa con anterioridad, además de reducir el valor de los inversores que habían adquirido en un primer momento los 'cocos' más tarde convertidos a acciones.
Como explica Juan Ramón Caridad, director del Máster de Finanzas e Inversiones Alternativas, "un 'coco' es un producto en el que, a cambio de un cupón atractivo, asumes que vas a ser bonista cuando la bolsa suba y que, además, serás accionista cuando la acción de la compañía sobre la que tienes el 'coco' caiga. Es un producto que le viene genial a la compañía que lo emite, pero que, salvo que no haya volatilidad en los mercados, es francamente malo para el inversor".
El banco emisor tiene la última palabra
Ahora que el panorama económico no parece tan claro como hace unos meses, las acciones de los bancos están corrigiendo con fuerza, ya que sus beneficios futuros podrían estar en el aire. Los precios de los 'cocos' (son los bonos calificados con mayor riesgo dentro de la deuda de los bancos) están cayendo en picado en el mercado secundario. Los tenedores de estos instrumentos se sitúan en la segunda posición en el orden de absorción de pérdidas, después de los accionistas.
Los 'cocos' están representando el castigo de los bancos en los mercados financieros. Tal y como señalaban en 2014 desde Asesores Financieros Internacionales, "las emisiones de 'cocos' podrían desincentivar a los actuales accionistas a inyectar capital antes de que fuera necesario, forzando a que los tenedores de 'cocos' asumieran la primera pérdida en condiciones de igualdad con los antiguos accionistas", lo que está podría convertir a este instrumento en una trampa para los inversores.
Estos activos híbridos se convierten en acciones del banco que los ha emitido al precio de la acción en el momento de la conversión, o también pueden pasar a tener valor cero, dependiendo de las condiciones acordadas en el prospecto de emisión. Estas condiciones de conversión están relacionadas con los ratios de capital de la entidad emisora, explican los profesores de universidad Carlos Rodríguez Monroy y Ángel Huerga en la revista Economía Industrial.