
La deuda española se sitúa en el epicentro de las ventas en el mercado de renta fija. Los bonos periféricos, que durante mucho tiempo se habían convertido en un activo predilecto para los inversores ante los intereses negativos del bund alemán, se han convertido en un mírame y no me toques durante la crisis del coronavirus. La prima de riesgo de España escala hasta los 130 puntos básicos y la rentabilidad del bono supera el 0,7%, algo que no sucedía desde el pasado mes de mayo. Pero la deuda española no es la única que sufre también la italiana, portuguesa e irlandesa y especialmente hoy, tras el movimiento de la Reserva Federal, hay un selloff en la deuda francesa y belga. De las ventas no se salva ni el bund alemán.
El dinero vuela cuando hay miedo. En la renta fija, los movimientos reflejan el estado emocional de los inversores y dónde está la protección en los momentos difíciles. En condiciones normales, la deuda soberana suele comportarse como una balsa de aceite, pero desde 2010, cuando Grecia se acercó al precipicio de la bancarrota, se ha abrazado a la especulación salvaje de los grandes inversores más agresivos y a la volatilidad. Ahora con Europa al borde del cierre total, los inversores huyen de la deuda europea. La deuda a diez años de Francia y Bélgica ha vuelto al terreno positivo y la de Austria está a punto de hacerlo.
Desde que el BCE decidiera en 2012 barrer con toda la deuda europea para evitar ataques especulativos y evitar la quiebra de países como Grecia, Portugal, Irlanda y España, los bonos europeos flotaban en el mercado con salvavidas, hasta el punto de que los países con un mejor rating y solvencia, con Alemania a la cabeza, estaban ofreciendo intereses negativos.
Pero la crisis del coronavirus ha puesto patas arriba la renta fija. Los diferenciales de la deuda periférica se han vuelto a disparar. Especialmente sobre Italia y España, los dos países más castigados por el virus y que han empezado a tomar las medidas más drásticas para controlar la enfermedad.
Pero hoy especialmente, con el movimiento de la Reserva Federal, las ventas se expanden por todo el continente. Los bonos americanos registraron una fuerte sobre compra tras la decisión de llevar los tipos de interés a cero y ampliar el programa de compra de activos de 700.000 millones de dólares. Los intereses del treasury pasaron en un pestañeo del 0,99% a 0,7%, atrayendo miles de millones de dólares, muchos procedentes de Europa.
"El mercado parece reconocer que la Reserva Federal está haciendo todo lo posible para evitar una recesión", subraya Markus Allenspach, Jefe de Investigación de Renta Fija de Julius Baer, observando las compras de los inversores a bloque de la deuda americana. Y añade que
"los bancos centrales han tomado la batuta para manejar la crisis del coronavirus como un esfuerzo coordinado, reviviendo la estrategia para proporcionar liquidez en dólares estadounidenses a bancos no estadounidenses" como en la crisis de 2008.
La deuda gala y belga son las que experimentan unas ventas más intensas. La rentabilidad de la deuda francesa a diez años ha pasado del 0,02% del pasado viernes al 0,075%. Mientras el rendimiento de la deuda belga se situaba en el 0,089% el viernes a 0,13% hoy. Solo se salvan la deuda eslovena y eslovaca, que en las últimas semanas se ha convertido en el chollo del mercado, llegando a ofrecer rentabilidades negativas. Hasta el bund, uno de los activos refugio por excelencia, registra ventas y se aleja de los mínimos históricos, que la semana pasada rozó el -0,9%.