Con la quinta mayor deuda del mundo, por encima de los 2 billones de euros, hasta suponer algo más del 130% del PIB, y unas calificaciones por parte de las agencias de rating que apenas se encuentran a entre uno y dos escalones de considerarla basura, Italia se ha reconciliado plenamente con el mercado, que, a estas alturas, solo exige algo de disciplina.
El bono de referencia, con vencimiento a 10 años, del país mediterráneo se ha relajado ya casi 300 puntos, hasta establecer mínimos históricos en el 0,805%, desde el interés máximo, 3,7%, que se le llegó a exigir en octubre del año pasado, cuando el enfrentamiento entre el anterior ejecutivo y el establishment europeo a cuenta del déficit presupuestario registró el pico de tensión.
Solo desde que el ultraderechista y euroescéptico Matteo Salvini hizo estallar la última crisis de gobernabilidad en Italia el pasado 8 de agosto, el recorte del interés es de 100 puntos. Esta reacción responde a la formación del Gobierno en coalición del Movimiento 5 Estrellas y el Partido Demócrata sin la participación de la Liga de Salvini y a la intención de Giuseppe Conte –designado por el presidente Sergio Mattarella para encabezarlo– de evitar otro amargo pulso con la Comisión Europea.
La agencia S&P ve "positivo" el contexto actual de Italia
El club comunitario "se mostrará más abierto a establecer un margen fiscal más flexible para evitar otra crisis política en Italia (que beneficiaría a la Liga) y enviar un mensaje de que la cooperación con las instituciones europeas tiene recompensa", apunta el equipo de analistas de Barclays. En este contexto "positivo", según lo calificó este miércoles la agencia S&P, la prima de riesgo del país se sitúa por debajo de los 150 puntos, en mínimos no vistos precisamente desde la formación del Gobierno euroescéptico en 2018.