
Tras el encargo del Rey a Pedro Sánchez de que sea el candidato que ha de buscar apoyos para formar Gobierno, desde Moncloa, el líder del PSOE, como presidente en funciones, y después de negar que no iba a comparecer ante los medios -que en todo caso lo haría el aparato del partido socialista-, Sánchez se limitó a decir que asume dicho encargo con honor, responsabilidad y gratitud. Además, avanzó que, con "voluntad de diálogo", solo hablará a partir de la próxima semana con el Partido Popular, Ciudadanos y Unidas Podemos.
Empezaba la jornada de ronda de contactos el Rey recibiendo en el Palacio de la Zarzuela a Laura Borrás, representante de Junts. Lo hacía para recibir una carta y para escuchar, según la portavoz, que el monarca "no es el Rey de los catalanes", aunque sí se ha convertido en "un actor relevante" tras su discurso del 3-O. Siempre según Borrás, ésta también le trasmitió que su apoyo a Pedro Sánchez va a estar "muy difícil" si no hay un solución política al conflicto catalán, y si además no se ven visos de autodeterminación por parte del candidato socialista.
Esta intervención de Borrás fue el punto de partida de Santiago Abascal, jefe de filas de Vox, quien mostró sus quejas en la sala de prensa del Congreso, porque un sistema como el nuestro no tuviera resortes para impedir que partidos independentistas como Junts tengan hagan acto de presencia en el Palacio de la Zarzuela. Abascal defendió ante el Rey su 'no' a la investidura de Sánchez, también su escepticismo por que esta legislatura salga adelante. En otro orden de cosas, aventuró que puede haber acuerdos territoriales con PP y Cs, si éste cede y les reconoce como una fuerza política constitucional.
Pablo Iglesias, mucho más comedido que en otras ocasiones, abogó por un Gobierno de "coalición con el PSOE, si bien reconoció que hace dos semanas que no habla con Sánchez, y que, más allá de las formalidades, no mantienen ningún tipo de contacto con los socialistas. Iglesias se pergeña que a Sánchez le gusta más un pacto con Cs, pero asegura que Albert Rivera no parece que esté por la labor.
Y eso vino a decir pocas horas más tarde el líder de la formación naranja, quien reiteró que no se abstendrá a la investidura de Sánchez, y que votará 'no', por mucho que haya sectores que solo quieran escuchar la abstención. Rivera se compromete a una oposición firme contra Sánchez, pero constructiva en cuestiones de Estado, siempre al lado de los españoles.
Pablo Casado también redundó en el 'no' a Sánchez y en ejercer un oposición firme contra el candidato socialista, a la espera de que encuentre apoyos que no sean los de los independentistas. Casado pidió al candidato socialista que no dilate más los tiempos y que comience de unas vez por todas la legislatura.