
Los Presupuestos Generales del Estado de 2019 han sido el principal caballo de batalla de Pedro Sánchez durante los 11 meses que está durando su primer mandato. De hecho, entre sus promesas electorales estaba que el proyecto, que quedó en la cuneta tras ser rechazado por el Congreso de los Diputados tras la traición de ERC y PDeCat -que presentaron sendas enmiendas a la totalidad-, se retomaría en cuanto se formara Gobierno para llevarlo de nuevo a la Cámara Baja y lograr su aprobación para que España saliera del estatus de prórroga presupuestaria y que los socialistas puedan comenzar a aplicar su programa de gasto social. Pero es posible que los socialistas hayan cambiado de idea, ahora que todo indica que continuarán en Moncloa en esta legislatura tras su victoria en las Elecciones Generales del pasado mes de abril.
El propio Ministerio de Hacienda alimenta estas dudas. Fuentes del departamento indican que el futuro de los Presupuestos de 2019 solo se resolverá una vez el nuevo Ejecutivo esté en marcha. Mientras tanto, no pueden afirmar que el Gobierno vaya a presentarlos una vez se resuelva la investidura de Sánchez, a diferencia de lo que se venía diciendo hasta hace pocas semanas.
Sin embargo, voces cercanas a la cúpula de Ferraz aseguran que no ha habido cambio de opinión alguno. No se trata solo de que la hoja de ruta económica del PSOE fueran precisamente dichos Presupuestos: avisan de que mantener el país en prórroga presupuestaria supondría agravar el proceso de desaceleración al que se enfrenta la economía, al no poder aplicar medidas anticíclicas, que solo se podrían activar con unas nuevas Cuentas.
Razones de un cambio de tercio
Las primeras pistas de este cambio de melodía se encuentran en la Actualización del Programa de Estabilidad. Aunque en él aparecen reflejadas varias de las iniciativas recogidas en el proyecto presupuestario, como las medidas adicionales para lograr una mayor recaudación, su activación se prevé para 2020. Y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal ya avisó respecto a que el Ejecutivo no informase de esfuerzo fiscal alguno para 2019 a la Comisión Europea.
Y es que el Gobierno, dependiendo de cuándo se forme, va a contar con un tiempo muy limitado para la puesta en marcha de un proyecto presupuestario para 2019. Contando con que las Cuentas se presenten, supongamos, en julio y que, como es habitual, agosto sea un mes inhábil en la Cámara Baja, no se podrían aprobar hasta octubre, y esto siendo optimistas.
De ahí que en Moncloa estén revisando su estrategia al respecto. ¿Vale la pena el desgaste que supondría aprobar unos Presupuestos que estarían en vigor solo dos meses o sería más beneficioso poner toda la carne en el asador en un proyecto para 2020? Pedro Sánchez y su equipo se están empezando a inclinar por esta segunda opción, a pesar de que significa dejar gran parte de las medidas económicas del Ejecutivo en stand by hasta el próximo año. Esto coloca sobre la mesa algunos problemas a resolver, sobre todo en el terreno de la financiación autonómica. Sin Presupuestos y sin Cortes, no se ha encontrado ninguna fórmula para pagar a las comunidades autónomas el incremento de las entregas a cuenta del Estado, que suman casi 7.000 millones de euros. Sin embargo, la activación del Congreso a partir de la próxima semana abre la puerta a una solución a esta cuestión a través de una iniciativa legislativa.
Esto permitiría a Sánchez disponer de 'excusas' suficientes como para no desgastarse con un presupuesto que solo le valdría para gobernar unos meses. Si fuera así, curiosamente, esto le emparentaría con José María Aznar: el último precedente que se recuerda de un año sin Presupuestos aprobados es 1996, cuando el popular inició su primera legislatura como presidente del Gobierno... con los presupuestos prorrogados de 1995.