Política

La legislatura socialista, arrastrada por el 'procés', lista para sentencia

Pedro Sánchez. Foto: Efe

El procés ha salpicado la negociación de estos Presupuestos Generales del Estado de una manera perversa, hasta el punto de que el debate a las enmiendas a la totalidad y el arranque del juicio han coincidido en fecha, y casi en hora. Su efecto devastador se ha llevado por delante la legislatura socialista de Pedro Sánchez -prácticamente lista para sentencia en las urnas, tal y como le pasaba a Mariano Rajoy cuando, tras negociar los Presupuestos de 2018 -que dejó cerrados, y con los que hoy se rige la economía española-, se topó con una moción inesperada, impulsada por su socio de legislatura, el PNV.

Entonces, la cuestión catalana y la aplicación del 155 se cruzaban por medio y arrollaban al presidente del Gobierno que, tras serias dificultades, había sido el ganador de las elecciones del 26J de 2017.

Caprichos del destino, el desafío catalán y la falta de confianza de unos socios de circunstancia pragmática han cambiado el devenir político, otra vez de manera fulminante, como en la etapa de la Restauración española.

En el caso de la corta legislatura de Sánchez, los hados se torcieron con la gestión del relator que tantos sarpullidos ha cosechado en las costuras del Consejo de Ministros. Miembros del Ejecutivo desairados y enfadados con un desenlace con mucho desgaste para los socialistas. Barones cabreados, alcaldes mosqueados, nuevos candidatos desconcertados con las cesiones del jefe del Ejecutivo, y todo, ¿para qué? Para unos meses más en La Moncloa.

El 8-F quedará como el viernes negro en el que el Consejo de Ministros agotó la legislatura haciéndose un lío con documentos, relatores, mediadores, negociaciones, ruptura de negociaciones, y esos 21 puntos que fueron filtrados por la prensa para desenmascarar un acuerdo turbio.

En efecto, el viernes 8-F -explica a elEconomista un destacado dirigente del PNV- fue una bomba de racimo que acabó por dinamitar cualquier opción de continuar la legislatura. Por si había dudas, solo había que prestar atención ayer a las caras de los ministros de Sánchez, mientras María Jesús Montero daba por hecho que los Presupuestos no van a salir. Caras tensas y ausentes, distraídas con los móviles y con un fondo de presidente demacrado.

Las ruedas de prensa de los portavoces de PSOE y Podemos parecían un funeral. Derrotismo en los rostros, resignación, mientras prensa y políticos se mezclaban en la M-30 del Congreso haciendo cábalas electorales.

En el Partido Popular, epatados por el cambio de rumbo de la política española, barajaban tres fechas electorales. Estratégicamente no se atrevieron a decir si presentarán una moción de censura y, ayer dudaban de que ERC y PDeCat no se echen hoy para atrás y retiren sus enmiendas.

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