Cuando hace tres semanas, el Ejecutivo de Mariano Rajoy condicionó la aplicación del artículo 155 en Cataluña al apoyo del PSOE, los susanistas vieron la oportunidad de elevar la presión sobre Pedro Sánchez, para desgastar su liderazgo. Un PSOE desorientado empieza a ver con buenos ojos el artículo 155.
De ahí la ronda de declaraciones de partidarios de Susana Díaz, con Alfonso Guerra, o Felipe González a la cabeza. Todos exigían al secretario general su apoyo al Gobierno frente al desafío secesionista.
Pero el viraje de Sánchez tras la primera declaración de independencia (suspendida al momento) de Carles Puigdemont dejó a todos sin argumentos.
"Lo ha hecho muy bien. Apoyó la aplicación del 155, pero sin renunciar en ningún momento al diálogo", explican cercanos a la presidenta de la Junta.
De esa forma, Sánchez ha contentado al ala más moderada del PSOE y, también, al PSC. "La enmienda al 155 si Puigdemont convocaba elecciones fue una buena estrategia que dejó a todos satisfechos", reconocen desde el entorno de Díaz, a la que, según dicen, le ha irritado un poco el nuevo éxito de su gran rival.