Quizá el presidente de la Generalitat pensaba que con el despido del consejero Jordi Baiget, terminaba con los críticos en su Gobierno a la celebración del referéndum el próximo 1 de octubre. Pero está equivocado. Muy al contrario, la salida de Baiget ha desatado las hostilidades en el equipo de Carles Puigdemont.
Según fuentes independentistas, la división interna es más que evidente. "Lo de firmar en la convocatoria del referéndum no tiene consecuencias y por eso hubo unidad. Pero Puigdemont ha pedido a los suyos que se impliquen e impulsen resoluciones en favor de la organización de la consulta. Algunos ya se han negado", comentan desde el PDeCat.
Según las mismas fuentes, dos de los nuevos díscolos son el consejero de Interior, Jordi Jané, y la responsable de Gobernación, Meritxel Borrás. "No están por la labor de exigir a los directores de colegio que pongan sus locales a disposición de los organizadores de la consulta, porque entonces incurrirían en un delito de desobediencia al Constitucional, afirman.
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