
Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, se jugará el gobierno de Francia con Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las elecciones francesas el próximo 7 de mayo al lograr ser uno de los dos candidatos más votados este domingo cosechando según el último recuento escrutado un 21,30% de apoyo. Tras conocerse los resultados, Le Pen ha llamado a todos los "patriotas" a votar por ella en la segunda vuelta, que ha vendido como una "oportunidad histórica" para dar la victoria a la "candidata del pueblo". EN DIRECTO | Así ha sido la jornada electoral en Francia.
"La primera etapa que debe llevar a los franceses al Elíseo está superada", ha dicho Le Pen en una comparecencia ante sus seguidores en la que ha festejado su pase a la segunda vuelta del 7 de mayo. Repite así el éxito que ya logró su padre en el año 2002. "Estoy confiada en poder derrotar al heredero" del actual presidente francés, François Hollande, ha asegurado.
La dirigente ultraderechista, que se contrapone a las "élites arrogantes", ha llamado a aprovechar una "oportunidad histórica para consumar la gran alternancia". Para Le Pen, los datos electorales demuestran que "el pueblo levanta la cabeza frente a programas que promueven la globalización salvaje". "No es con el heredero de François Hollande con quien llegará la alternancia", ha advertido, en alusión a su rival Emmanuel Macron. "Yo soy la candidata del pueblo. Lanzo un llamamiento a todos los patriotas vengan de donde vengan", ha exhortado.
Las claves de su programa
Le Pen es la candidata que ha ocupado el primer puesto de las encuestas con más asiduidad y lo ha hecho gracias a un discurso de extrema derecha y centrándose en temas como el nacionalismo o la xenofobia y en medidas populistas relacionadas con Estado del Bienestar, la seguridad y las libertades públicas.
En cuestiones económicas, la líder del Frente Nacional plantea la creación de un impuesto del 3% sobre las importaciones llamado 'patriotismo económico', que será donado a los empleados que ganen menos de 1500 euros al mes, el mantenimiento de la jornada laboral de 35 horas semanales, establecer que la edad de jubilación sea a los 60 años (ahora situada en 62), nacionalizar las empresas de autopistas, un incremento del 30% en los presupuestos asignados a investigación, la promoción nuclear como fuente de energía y elevar el presupuesto en Defensa.
Entre las medidas más polémicas de su programa, Le Pen propone un referéndum para romper abruptamente con la Unión Europea, acabar con el tratado Schengen y tener un control exhaustivo de las fronteras (que se llevaría a cabo con la contratación de 15.000 nuevos agentes y 6.000 funcionarios de aduanas). La ruptura con la Unión Europea se vería 'contrarrestada' con un acercamiento progresivo a Rusia.
Una parte muy importante de su programa es la inmigración. Le Pen quiere reducir el número de inmigrantes a 10.000 personas al año, deportar a los que hayan cometido delitos, denegar la ayuda médica a los ilegales e introducir en la Constitución la "preferencia nacional", en la que se establece que un francés tendrá siempre preferencia ante un extranjero al solicitar un empleo, una subvención, una plaza escolar o cualquier otra cosa. Por otro lado, en cuestiones de seguridad nacional, Le Pen propone retirar la nacionalidad francesa a los terroristas y el establecimiento de la cadena perpetua.
Para acercarse a los votantes de la derecha clásica, muchos de los cuales se han quedado 'huérfanos' después de la polémica de Fillon, Le Pen recoge en su programa medidas sociales en materia de salud, bienestar y educación, como la lucha contra el "fraude social" o el aumento del subsidio de solidaridad para los ancianos, los discapacitados y las familias numerosas.
Su carrera política
¿Pero cómo ha llegado un partido a minoritario en Francia a batirse por el Elíseo? Aunque la relación de padre e hija se haya enfriado hasta niveles mínimos, lo cierto es que Marine le debe su meteórico ascenso en las filas del partido a su progenitor. Nacida en 1968, comenzó a militar en el Frente Nacional en 1986 pero no sería hasta 1993 cuando, tras haber estudiado Derecho y haber ejercido como abogada, optó por primera vez a un escaño en la Asamblea Nacional, sin éxito.
Tras su primer fracaso en las urnas, Le Pen obtuvo en 1997 su primer mandato representativo como consejera de la región de Norte-Paso de Calais y en 2000 fue elegida miembro del Buró Político del partido.
En 2002, y con ayuda entre otros de Marine, Jean Marie Le Pen consiguió dar la sorpresa y colarse en la segunda vuelta de las elecciones frente al presidente saliente, Jacques Chirac, tras imponerse sobre el primer ministro socialista Lionel Jospin. Le Pen se hizo con el 16,8% de los votos en la primera cita, pero perdió en la segunda por un contundente 82,% logrado por Chirac. Paradójicamente, tras el buen resultado en las presidenciales, el Frente Nacional quedó fuera de la Asamblea en las parlamentarias de junio de ese año. La derrota pasó factura a Marine, a la que una parte del partido relegó en el Comité Central lo que desencadenó la intervención directa de su padre, que la nombró vicepresidenta en 2003.
A partir de ese momento, Marine continuaría con su carrera ascendente, logrando un escaño en el Parlamento Europeo en 2004 (donde acompañó a su padre), mientras el Frente Nacional iba en claro retroceso con un 10,4% de los votos en las presidenciales de 2007 para Jean Marie y un 4,3% en las parlamentarias, su peor resultado en 20 años. No obstante, en estos últimos comicios, Marine fue la única candidata que pasó a segunda vuelta, aunque finalmente fue derrotada. Para finales de 2007 Marine Le Pen era ya la 'número dos' del partido, logrando en 2008 un escaño de concejal municipal, revalidando en 2009 su escaño europeo y volviendo al consejo de Norte-Paso de Calais en 2009. El anuncio de su padre en 2010 de que abandonaría la jefatura del partido y no se presentaría a las presidenciales de 2012 le puso en bandeja su ascenso a máxima dirigente del Frente Nacional, siendo ratificada en enero de 2011.
Marine se fijó como objetivo la desdemonización del partido, sobre todo suavizando el tono frente a su controvertido padre, quien ha llegado a afirmar que las cámaras de gas de los nazis son solo un "detalle" de la Segunda Guerra Mundial. Bajo la batuta de Marine, el Frente Nacional pasó a presentarse como un partido defensor de la clase trabajadora y ha experimentado un cierto giro a la izquierda, sobre todo en materia económica, como lo demuestra su defensa de la vuelta al franco. Este lavado de imagen, al que Marine ha contribuido con su aspecto más juvenil y amable que el de su padre, no le permitió obtener un buen resultado ni en las presidenciales ni en las parlamentarias de 2012, en las que volvió a quedarse sin escaño aunque en una pugna mucho más ajustada que en ocasiones anteriores, si bien el partido se hizo con dos plazas.
Sin embargo, ante la crisis de las dos grandes corrientes políticas en Francia -el centro-derecha y los socialistas- el Frente Nacional lograría en las europeas de 2014 un hito histórico, ser la fuerza más votada con el 24,8% de los votos. Este buen resultado tuvo su continuación en las elecciones departamentales y regionales de 2015, en las que se quedó al borde del 28% de los votos.