
Mucho se habla sobre el retraso en la formación de Gobierno, que en principio estaba agendado para este jueves, estrenándose el nuevo Consejo de Ministros el viernes. Las posibles razones de esa demora son múltiples: desde unas vacaciones del presidente, Pedro Sánchez, al encaje de las futuras carteras ministeriales, toda vez que el PSOE pierde representación en el Ejecutivo.
Pero la razón que más fuerza cobraba este miércoles, según fuentes socialistas, es que Moncloa se ha enfadado bastante con la forma que Unidas Podemos ha elegido para dar a conocer su entrada en el Gobierno, filtrando hasta el nombre de los secretarios de Estado, prerrogativa en manos de la aprobación del Consejo de Ministros, y que por protocolo primero se eleva a conocimiento del Rey.
Sánchez trataría de delimitar las competencias de los nuevos socios de Gobierno, con partidas presupuestarias muy limitadas
El enfado –reiteran fuentes socialistas–, pasa por considerar la capacidad de las carteras que ostentarán los miembros de Unidas Podemos, sopesando que la vicepresidencia de Pablo Iglesias cuente o no con secretaría de Estado, o que las políticas activas de Empleo recaigan en el Ministerio de Hacienda. En suma, la actuación ejecutiva de Sánchez trataría de delimitar las competencias de los nuevos socios de Gobierno, con partidas presupuestarias muy limitadas y con ministerios que hasta la fecha eran direcciones generales.
10 segundos
En este contexto, a primera hora de la mañana del miércoles, el Rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, protagonizaron un breve intercambio de bromas tras la ceremonia de promesa del jefe del Ejecutivo y la fotografía con los poderes del Estado. "Ocho meses para 10 segundos", dijo Sánchez, en alusión al largo periodo que ha estado en funciones y a la brevedad de la ceremonia de promesa. "Ha sido rápido, simple y sin dolor", ha sido la respuesta del Rey y, tras una breve pausa, ha añadido bromeando, "el dolor vendrá después". Sánchez también ha reconocido, en el mismo tono distendido, que los políticos le han dado al Rey "muchas preocupaciones".
Sin crucifijo y sin Biblia, Sánchez prometía su cargo ante el monarca por segunda vez, ante un ejemplar de la Constitución.
Así, cumplió con la fórmula de prometer por su "conciencia y honor" el compromiso de "cumplir fielmente las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno de España, con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros".
Tras la lectura del real decreto de su nombramiento, Sánchez se acercó a la mesa donde estaba abierta la Constitución Española y, tras una inclinación de cabeza ante el jefe del Estado, pronunció la fórmula de promesa posando su mano derecha junto a una Carta Magna.
En el acto participaron la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, como notaria mayor del Reino; y los representantes del Poder Legislativo y Judicial: las presidentas del Congreso y el Senado, Meritxell Batet y Pilar Llop, respectivamente; el del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes y el del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas.