El programa electoral del PSOE es tan poco concreto en lo tributario que levanta sospechas. Parece la baraja de un tahúr que esconde las mejores cartas bajo la manga para emplearlas en el momento adecuado. El texto programático con el que Pedro Sánchez vuelve a opositar a la Moncloa apuesta por una reforma fiscal que no mide ni define, y que deja muchas incógnitas en el aire, muchas preguntas por resolver. Sin embargo, puede que esta sea la principal virtud de esta estrategia: dejar tanto terreno abierto como para que cualquier camino pueda ser el correcto.
Y es que el entorno económico en el que se formularon sus propuestas anteriores -como generar un mínimo del Impuesto de Sociedades- es muy diferente al actual: ahora España afronta una desaceleración todavía más profunda, tanto de PIB como de empleo, en un entorno internacional cada vez más tenso por la guerra comercial y un Brexit que no termina de llegar y que tendrá, según los expertos, un efecto cataclísmico en las cuentas españolas. Cabe pensar que la receta ahora pueda ser diferente, o las soluciones previstas se tengan que adaptar a un nuevo contexto.
Así lo admiten incluso fuentes socialistas. De ahí vendría esa falta de definición de las medidas en el ámbito fiscal, donde ya queda en un terreno pantanoso incluso la no concretada subida de la fiscalidad del diésel con la gasolina -aunque se da por hecha al ser una exigencia de la UE-. En esta situación, da la sensación de que las férreas promesas de anteriores programas o presupuestos ya no lo son tanto.
En este juego de grises tributarios queda el IRPF, una guerra que el PSOE quiere evitar en plena campaña electoral. Su subida y la generación de nuevos tramos formó parte de las promesas de los socialistas en el pasado, pero a día de hoy saben que se trata de una propuesta impopular que podría costar votos. De ahí que no esté presente en su programa... pero sí en sus planteamientos de futuro si reeditan su presencia en el Gobierno. Se trata de una carta, un as en la manga, a la que Moncloa no quiere renunciar.