Madrid
Las desinversiones de empresas extranjeras en nuestro país se multiplican por más de dos, en términos interanuales, de acuerdo con los datos de 2024. El balance entre entradas y salidas de recursos procedentes del exterior es todavía positivo –ronda los 16.000 millones– pero también ese saldo se estrecha y retrocede a los niveles de 2021, un año aún afectado por la pandemia. Es lógico que la inquietud crezca entre las organizaciones empresariales, al detectar una pérdida de confianza en la economía española que ni siquiera el fuerte avance del PIB eclipsa. La conjunción de inseguridad jurídica en sectores clave, la complejidad regulatoria y la inestabilidad política ensombrecen la imagen exterior de España y amenaza con seguir ahuyentando a las empresas.