
El Delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, ha dado una rueda de prensa para destacar lo mucho que el Gobierno de la nación apoya a la Comunidad de Madrid, y lo basa principalmente en el incremento de las entregas a cuenta procedentes del Sistema de Financiación Autonómica (SFA), como si ello fuese el resultado de una concesión graciosa del Gobierno, una dádiva que le otorgase a Madrid porque quiere cuidar a la región. Esto no es así: el SFA tiene recogido en la ley que lo regula un funcionamiento por el que se rige. Es un sistema poco claro, perjudicial para muchas regiones, plagado de trampas, incluso, especialmente contra Madrid, pero que marca una forma de cálculo. De ahí se desprenden los elementos tributarios sujetos al sistema, de los que los más importantes se ven afectados por el sistema de entregas a cuenta y liquidaciones. A muy grandes rasgos, se estima, conforme a la actividad económica y a la evolución de los ingresos tributarios del Estado, la recaudación que le correspondería a cada región de régimen común en términos normativos, es decir, sin aplicar rebaja o subida alguna de los impuestos. La región se queda con el 25% de ese montante y aporta el 75% al Fondo de Garantía de los Servicios Públicos Fundamentales, del que recibe también unos importes en función de determinadas variables, como la insularidad o la dispersión, resultando, en neto, aportante o receptora neta. Después, una maraña de fondos, como el de suficiencia, que actúa como elemento de cierre del sistema, o el de competitividad, terminan de distribuir los importes.
Así, en función de lo que le corresponde, los tributos sujetos a liquidación se le transfieren como entregas a cuenta, en un importe del 98% de la previsión. Posteriormente, a los dos años, se practica la liquidación como diferencia entre el resultado final y la entrega a cuenta, pudiendo ser positiva o negativa. Por tanto, las entregas a cuenta anunciadas por el Delegado del Gobierno no se corresponden con una gracia del Gobierno, sino con un sistema de cálculo establecido, que no puede quedar al arbitrio de nadie. Con sus declaraciones, el Delegado parece querer decir que el Gobierno premia a Madrid, cuando lo que recibirá Madrid se basa en el cálculo fruto del SFA, que, por cierto, es perjudicial para la región madrileña porque al diseñarlo los ejecutivos de Zapatero y Maragall, con el visto bueno de ERC, se plagó de trampas y retorcimientos estadísticos para perjudicar a la región madrileña.
Por tanto, el Gobierno no beneficia a Madrid, sino que le transferirá las entregas a cuenta que le corresponden, ni más ni menos. Lo que sí que podría hacer el Gobierno es reformar el SFA, que, como dije en estas páginas, lleva pendiente de renovación desde el 31-12-2013, cuando, con la ley en la mano (DA séptima de la Ley 22/2009, de 18 de diciembre), habría que haberlo revisado o, como poco, desde el 31-12-2015, si nos atenemos a las liquidaciones definitivas de 2013, entregadas en junio de 2015. La ley no lo deja claro, pero, hace entre diez y doce años que debería haberse reformado. En lugar de acometer esta reforma del sistema, el Gobierno, para poder seguir en La Moncloa, pacta los aberrantes cupo catalán y condonación de deuda a Cataluña, que es injusto, insolidario e ineficiente, y que con el ordenamiento jurídico actual, es ilegal. El Gobierno debería dejarse de utilizar estos trucos para tratar de vender políticamente lo que no es más que el resultado de aplicar un cálculo matemático, porque al hacerlo distorsiona la realidad y siembra dudas sobre si realmente con alguna comunidad autónoma tiene algún trato de privilegio, aunque como vemos con el llamado "cupo catalán" queda claramente reflejado ese trato de favor a la región catalana, a costa, eso sí, de romper la solidaridad interregional. Tanto los gobiernos de Sánchez como los de Zapatero nunca se han caracterizado no ya por ya ayudar a Madrid, sino simplemente por no perjudicarla, tanto en el diseño del SFA, como en el soporte económico de la solidaridad si a Cataluña se le concede un sistema fiscal propio, como en las inversiones regionalizables de los PGE, porque la han perjudicado todo lo que han podido (cierto es que Montoro, como ministro de Hacienda, también asfixió a Madrid porque no accedió a subir impuestos). La persecución contra Madrid en materia económica ha sido intensa, incluido el SFA. Madrid no recibe esas entregas a cuenta gracias al Gobierno, sino que las recibe pese al Gobierno, porque es lo que le corresponde al aplicar el sistema de cálculo; si pudiesen ser arbitrarias y ello dependiese del Gobierno, a buen seguro que Madrid recibiría mucho menos.