Opinión

22 Julio: la oportunidad fallida de liderar la transición energética en Europa (y que el PIB de España se beneficie)

El presidente del PP, Núñez Feijoo
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Me decía mi abuelo, hace ya de eso muchos años, que no tuviera miedo a equivocarme, que había que intentar cosas y que fracasar era tan necesario como triunfar, pero que nunca cometiera el mismo error dos veces, porque eso es cuanto menos de torpes. Pues bien, nuestros políticos nos han dado esta semana, y no es la primera vez así que califíquenlo ustedes como quieran, una muestra más que priorizan sus intereses partidarios a lo que es bueno para el país, sus empresas y sus ciudadanos-trabajadores. El 22 de Julio el congreso no ha aprobado (con votos en contra de parte de los partidos que apoyaron la investidura) el paquete de reformas que el gobierno sacó vía Real Decreto ley el 25 junio- el llamado "decreto anti apagón". Pero "hemos sacado 6 de 7. Ni tan mal". Somos todos moneda de cambio para mantenerse en el poder o para intentar llegar a él.

La mayoría de las propuestas de este RDL han sido debatidas con todos (o muchos) de los agentes del mercado y muchas de ellas venían siendo requeridas desde hace años por las diferentes asociaciones ya que solucionaban muchos de los problemas que ralentizan la transición energética. La no aprobación del RDL deja al sector en el limbo, paralizando las inversiones necesarias para reducir la dependencia energética de combustibles fósiles que permitiría seguir reduciendo el coste de la energía para los consumidores. Todos los agentes del sistema eléctrico español siempre nos hemos sentido orgullosos de la robustez del sistema mallado (que bien nos ha costado a todos los contribuyentes), de cómo se gestó su diseño y cómo se ha gestionado hasta años recientes. El cero energético del 28 de abril es la constatación que esto ya no es así y ya no tenemos un sistema tan robusto y flexible como nos creíamos. Nos hemos caído del guindo. El sistema no se ha adaptado a los cambios ni a la velocidad que éstos demandan y ya no hay duda de que nuestro sistema eléctrico requiere una transformación profunda e inmediata para adaptarse a los retos de la transición energética. España se encuentra en una encrucijada histórica donde la modernización de nuestro sistema eléctrico no es una opción entre muchas, sino la única vía para garantizar simultáneamente la seguridad y la calidad del suministro, la sostenibilidad ambiental y la competitividad industrial.

En este contexto, el Real Decreto-ley, incorporaba medidas que flexibilizaban y simplificaban la tramitación de proyectos -sin relajar lo más mínimo los requisitos medioambientales- que fomentarían la implementación del almacenamiento, que a pesar de ser crítico para tener un sistema robusto basado en renovables, continúa sin tener el marco regulatorio necesario para su despliegue, y la integración de todas las tecnologías renovables en el control de la tensión, lo que supondría un impulso imprescindible para garantizar – al mejor precio posible-la estabilidad y flexibilidad del sistema. EL decreto era el paso necesario previo a que REE y CNMC pusieran en marcha en un plazo de entre 6 y 18 meses la reglamentación requerida.

Si analizamos las causas del apagón, vemos que, mientras España avanzaba hacia la descarbonización, su sistema eléctrico seguía operando con procedimientos diseñados para las características de las centrales de generación convencional, que, proporcionaban inercia mecánica, control de tensión y capacidad de cortocircuito, funciones críticas que ahora pueden ser cubiertas por tecnologías modernas como las baterías y compensadores síncronos, con una respuesta en frecuencia hasta 30 veces más rápida que las centrales convencionales. El RDL abría espacio para que el sistema se adaptase a usar algunos de estos recursos hoy disponibles, lo que debería reducir drásticamente las restricciones técnicas del sistema y abaratar la factura de la luz

La implementación del Procedimiento Operativo PO 7.4 ya publicado por la CNMC y trabajado durante meses por las patronales del sector, REE y la propia CNMC- representa el primer paso imprescindible para superar estas limitaciones pues, permitirá finalmente a las instalaciones renovables participar plenamente en el control de tensión. Pero este procedimiento debería ser el comienzo de una reforma regulatoria que debe ser mucho más ambiciosa y profunda. que reconozca el derecho de las renovables a participar de los servicios de ajuste, control de tensión rápido y dinámico y servicios de balance con respuestas más rápidas como ya hay establecidos en otros países.

Hay un tema que el RDL toca solo parcialmente y es la paradoja de nuestro sistema energético, que teniendo el precio mayorista eléctrico más bajo de Europa gracias al rápido despliegue de las energías renovables, esta ventaja no llega a consumidores por las cargas, peajes e impuestos que se añaden a la energía eléctrica. La solución a esta paradoja requiere una revisión integral de los peajes y cargos del sistema, eliminando distorsiones históricas y alineando en última instancia los costes finales con los precios mayoristas. En este sentido el RDL preveía dos medidas: una reducción del 80% de los peajes para consumidores electro intensivos, lo que podría llevar a una reducción de la factura de cerca del 5%, e introducía un proceso de planificación más ágil que permitiría un acceso más rápido a la capacidad de demanda para los nuevos consumidores. La descarbonización es el gran reto de este siglo y requiere acción inmediata, con voluntad política y consenso social, para construir un sistema energético sostenible, seguro y competitivo. El momento de actuar es ahora, antes de que un nuevo apagón deje de ser solo una advertencia. Hace poco me contaba un amigo un viejo dicho del sector eléctrico: "los problemas del sector se resuelven a oscuras". Esperemos no tener que experimentarlo otra vez y que todos vosotros os acordéis de lo que decía mi abuelo.

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