
Si la cifra de los fijos discontinuos inactivos que se inscriben como demandantes de empleo se sumara a la del paro registrado, esta aumentaría un 31%. Un porcentaje que se ha multiplicado por cuatro tras la reforma laboral de Yolanda Díaz. Es cierto que este colectivo nunca ha sido incluido como parado, pero la evolución de los datos deja claro un problema creciente de precariedad de trabajadores supuestamente indefinidos. Contar con compromiso de llamamiento por parte de la empresa es una ventaja sobre los temporales, pero si se traduce en una dinámica de extrema volatilidad, dicho beneficio desaparece. La opacidad del Gobierno en este asunto le convierte, así, en cómplice de la precariedad que pretende erradicar.