
Israel lanzó en la madrugada del viernes un ataque aéreo contra Irán dirigido principalmente sobre uno de los objetivos más sensibles de Teherán: su programa nuclear. De hecho, los bombardeos israelíes han alcanzado instalaciones nucleares, fábricas de misiles balísticos y a responsables militares. La escalada bélica entre ambos países lleva meses fraguándose debido también a que Irán es el financiador de Hamás, en Gaza y Hezbolá, en Líbano, ambos enemigos de Israel. Como era más que previsible este incremento de la tensión geopolítica en Oriente Próximo ha tenido sus consecuencias en los mercados y en el petróleo, al ser Irán un país productor. Tanto el crudo Brent, de referencia en Europa, como el estadounidense West Texas escalaron en torno al 7%, tras frenar las fuertes subidas con las que ambos arrancaron la jornada. Algo similar ocurrió en las bolsas.
Así los principales índices europeos se hundían con fuerza en el arranque de la sesión para calmarse y cerrar el día en rojo, pero con caídas limitadas (entre el 1% y el 2%), y lejos de perforan soportes críticas que abrirían la puerta a una corrección mayor. El hecho de que el mercado haya resistido se debe a que los inversores consideran estos ataques aislados y, de momento, no temen una escalada bélica mayor. Pero dicha percepción puede cambiar en cualquier momento en un conflicto impredecible. No debe descartarse, por tanto, un incremento de la pugna entre Irán e Israel, cuya consecuencia más grave sería el cierre del Estrecho de Ormuz, uno de los principales cuellos de botella para el comercio mundial de crudo. Esto dispararía el precio del petróleo hasta los 130 dólares y generaría un cataclismo en las bolsas.