
El pasado 19 de mayo de 2025 la Unión Europea y el Reino Unido sellaron un pacto estratégico. Con el fondo de las banderas europeas se subraya el simbolismo del momento: la presidenta de la Comisión Europea destacó que en «un momento de inestabilidad global…en Europa nos mantenemos unidos». Este pacto –calificado como «un nuevo capítulo» en las relaciones bilaterales– llega en un contexto de tensiones mundiales, tanto por los aranceles proteccionistas como por los conflictos militares, y busca consolidar la cooperación paneuropea en comercio, defensa, energía y pesca como respuesta colectiva a esos desafíos.
En el plano económico y como respuesta a los aranceles del gobierno estadounidense, el acuerdo libera un importante flujo comercial entre el Reino Unido y el bloque de la UE en una reacción lógica frente al ataque americano al comercio mundial. El primer ministro británico subrayó que los nuevos acuerdos «acabarán con la burocracia, impulsarán la economía británica y resetearán las relaciones» con la UE. No puede olvidarse que la UE sigue siendo el principal socio comercial del Reino Unido: en 2024 supuso el 41% del total de sus exportaciones y el 51% de sus importaciones.
Pero tan importante como las medidas adoptadas en sectores económicos clave, en el actual contexto destaca la parte de cooperación militar y de seguridad que se eleva a un nivel sin precedentes. Por primera vez, el Reino Unido –con el segundo mayor gasto en defensa de Europa– se incorpora formalmente a proyectos conjuntos de la UE. El acuerdo contempla una nueva asociación de defensa que desbloqueará el acceso de empresas británicas a un programa europeo de rearme de 150.000 millones de euros. A la luz de la invasión rusa de Ucrania y de las presiones a los aliados europeos para asumir mayores compromisos financieros en la estructura militar de la OTAN, este paso representa una respuesta coordinada que integra la industria de defensa británica al mercado europeo para reforzar la capacidad militar colectiva.
A lo anterior se une que el Reino Unido participará en la gestión de crisis civiles y militares de la UE, en adquisiciones conjuntas de equipamiento, en la colaboración en proyectos multinacionales de comunicaciones seguras, y en el desarrollo de tecnología militar conjunta. Para Europa, resulta un beneficio obvio: sumar la experiencia y recursos del Reino Unido aumenta la autonomía estratégica con planes específicos (acordados en el Consejo Europeo) para la compra en bloque de aviones, vehículos blindados y sistemas cibernéticos avanzados con fondos conjuntos. Desde una perspectiva política y filosófica, se envía un claro mensaje al mundo: Europa se mantiene unida ante las amenazas globales que enfrenta. Este acuerdo muestra que la Unión Europea, en combinación con el Reino Unido, es una fuente de fortaleza colectiva frente a la competencia global y la inseguridad. De este modo, las economías europeas forman un bloque aún más robusto, conformando una robusta potencia económica de alrededor de 950 mil millones de euros en exportaciones anuales, y acaparando un vasto mercado interno donde compiten de manera más eficiente que otras potencias económicas exteriores. Es claro que las medidas proteccionistas de Estados Unidos han obligado a los gobiernos a replantear sus vínculos comerciales y de seguridad, impulsando en este caso la coalición anglo-europea.
Pero estos acuerdos firmados entre la UE y el Reino Unido son lógica consecuencia de lo ocurrido a raíz de la invasión rusa de Ucrania en 2022. Lejos de actuar fragmentariamente, los Estados miembros activaron un paquete conjunto sin precedentes de sanciones económicas, asistencia financiera, apoyo humanitario y suministro de armamento defensivo al gobierno ucraniano. Esta actuación concertada permitió no solo enviar un mensaje político firme a Moscú, sino también defender activamente la seguridad del continente y sus principios democráticos. En menos de tres semanas desde el estallido del conflicto, la UE movilizó más de 50.000 millones de euros en ayudas directas, sancionó a más de 1.500 entidades y personas físicas de nacionalidad rusa, y coordinó la mayor acogida de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. Esta capacidad de actuar como un solo cuerpo no habría sido posible sin el entramado político, económico y normativo que sustenta la Unión Europea. Y lo importante es que el Reino Unido, aunque ya fuera de la UE, se sumó inmediatamente a estas medidas coordinadas, participando en las sanciones, enviando tropas a los países bálticos y cooperando en inteligencia. Esa experiencia compartida demuestra que, incluso tras el Brexit, Europa sigue siendo un espacio interdependiente, donde la seguridad, la economía y los valores trascienden las fronteras políticas.
Así, el nuevo acuerdo firmado el 19 de mayo de 2025 entre la UE y el Reino Unido no nace en el vacío, sino sobre el suelo fértil de una historia reciente que confirma una verdad fundamental: la cooperación entre democracias europeas no solo es deseable, sino necesaria para preservar el bienestar, la soberanía y la estabilidad regional ante un mundo en transformación constante. Cuando Europa se une, no solo protege sus intereses, sino que reafirma su papel como fuerza civilizatoria en el escenario global.