
El 1 de enero de 2026, con la entrada en vigor del Reglamento VeriFactu (Real Decreto 1007/2023), España inicia una nueva etapa en la digitalización de su tejido empresarial. A partir de esa fecha, será obligatorio para la mayoría de las empresas emitir facturas a través de sistemas informáticos certificados que garanticen la integridad, conservación, accesibilidad, legibilidad, trazabilidad e inalterabilidad de los registros. Una obligación que será también para los autónomos a partir del 1 de julio de 2026. Aunque el envío en tiempo real a la Agencia Tributaria será voluntario en esta fase inicial, el cumplimiento técnico del sistema sí que será obligatorio en todos los casos.
Este cambio no es menor. Supone un avance decidido hacia una fiscalidad más transparente y una economía más trazable, marcando también un antes y un después en la lucha contra la economía sumergida. Pero también genera incertidumbre, especialmente entre pequeñas y medianas empresas que no han abordado aún una digitalización integral.
La sensación de que el Estado tendrá un control más exhaustivo sobre las transacciones es compartida por muchos negocios, sobre todo en sectores tradicionalmente menos digitalizados. No obstante, es importante entender que este paso no es una traba, sino una oportunidad para modernizar procesos, reducir errores y ganar eficiencia operativa. La tecnología sólo tiene sentido si ayuda a los negocios a simplificar su día a día. En este nuevo marco normativo, la verdadera clave del éxito estará en la interoperabilidad: la capacidad de los sistemas para trabajar de forma conectada, sin fricciones, y adaptándose a las particularidades de cada sector.
La digitalización no es solo cumplimiento, es eficiencia
Muchos negocios se están preguntando cómo adaptarse sin poner en riesgo su operativa diaria ni afectar la experiencia de sus clientes. La respuesta está en contar con herramientas que no solo cumplan con los requisitos técnicos del reglamento, sino que se integren con los flujos de trabajo existentes y aporten valor real. En este sentido, el Gobierno ha anunciado que pondrá a libre disposición un software gratuito para facilitar la adaptación de autónomos y pequeñas empresas. Esta solución permitirá cumplir con la normativa básica, pero no se prevé que incluya funcionalidades específicas ni se integrará con sistemas de cobro o contabilidad sectoriales. Por eso, optar por soluciones más completas, capaces de ofrecer automatización, análisis de datos y compatibilidad con múltiples formas de pago, será la apuesta de muchas empresas.
Las integraciones marcarán la diferencia
En Dojo hemos apostado decididamente por construir un ecosistema conectado. Nuestra plataforma de pagos está integrada con más de 100 partners de software del sector HORECA y retail. Esto permite a los comercios sincronizar en tiempo real cobros, facturación, contabilidad e inventario, todo en un entorno digital unificado. Y es precisamente este tipo de integraciones lo que va a marcar la diferencia en la era VeriFactu.
Cumplir con la ley es solo el punto de partida. Lo verdaderamente decisivo será que la tecnología no interrumpa el flujo operativo del negocio, sino que lo impulse. En un contexto donde el consumidor exige inmediatez, omnicanalidad y seguridad, integrar los sistemas de cobro con herramientas de facturación certificadas no es solo una obligación fiscal, sino una palanca para ganar competitividad.
La implementación de VeriFactu debe ir más allá del cumplimiento técnico. Debe entenderse como una oportunidad estratégica para profesionalizar la gestión, mejorar la trazabilidad y optimizar los recursos. Aquellos negocios que abracen esta transición con visión de futuro estarán mejor preparados para competir en un entorno cada vez más digital y exigente. Porque en esta nueva etapa, no se trata solo de cobrar. Se trata de conectar.