
La caída en picado de la fecundidad española trae consigo, digan lo que digan las feministas anti-embarazos, consecuencias nada agradables para nuestro país. En primer lugar, se dispara el índice de envejecimiento (número de personas de 65 años y más dividido por la población total. Pero también en las edades bajas produce efectos nefastos. Veamos. En la última década, el número de estudiantes matriculados en el segundo ciclo de educación infantil y en educación primaria ha pasado de 4,29 a 3,86 millones de alumnos."
El alumnado de infantil y primaria lleva cayendo casi de forma ininterrumpida desde hace algo más de una década, lo que contrasta con el récord histórico de población que registra España", afirma Ismael Sanz, investigador en Funcas. Una investigación de EsadeEcPol sitúa en 2013 el hito de ser el año con mayor población estudiantil. Pero desde entonces, ha habido menos niños año tras año y las previsiones apuntan que la tendencia se prolongará en el tiempo.
Los datos muestran que la pérdida de alumnos es más intensa en el segundo ciclo de educación infantil, donde el alumnado de entre tres y seis años se ha reducido un 23,2% entre los cursos 2013-2014 y 2023-2024, con alrededor de 333.800 estudiantes menos. Las aulas de los cursos de primero a sexto de primaria también han perdido 105.101 alumnos (-3,7%) en apenas una década.
Las caídas de alumnado no son uniformes geográficamente. En las provincias de Las Palmas, Jaén y Cádiz, el número de matrículas se ha reducido más de un 20% en solo diez años. Almería, en cambio, rompe la tendencia: es la única provincia donde el número de niños del segundo ciclo de infantil y primaria ha aumentado ligeramente desde el curso 2013-14, con un crecimiento del 1,4%. Este repunte se explica por su demografía. Almería es la provincia con mayor fecundidad del país (8,72 nacimientos por cada 1.000 habitantes) y la que tiene la población más joven: 41,16 años frente a los 44,37 de media nacional. A esto se suman los flujos de inmigración que recibe: el 22,6% de sus habitantes son extranjeros.
Parece evidente que la inmigración puede ayudar a parar esta situación. Los periodistas Marta Ley y José Ramón Pérez recogen las opiniones de Lucas Gortázar y Jorge Galindo, quienes plantean en su análisis para EsadeEcPol una pregunta clave: ¿qué hacemos con el extra de recursos educativos? Los analistas parten de la premisa de que, mientras que cada vez hay menos niños, es probable que la inversión en educación se mantenga estable.
Para estos autores, hay dos opciones: seguir con la inercia y mantener el mapa educativo actual tal y como está mientras los recursos lo permiten, o plantear alternativas, a su juicio, mejores. "Hay que anticiparse, asumir que esto va a suceder, y tomar decisiones ex-ante", defiende Galindo. Y señala la importancia de distinguir entre las zonas en las que eliminar centros puede suponer un problema grave de acceso a la escuela, como sería el caso de zonas muy aisladas, y otras zonas donde no habría tanto problema de aislamiento y pueden aunarse esfuerzos, es decir, zonas que aun teniendo baja fecundidad, no están aisladas ni remotas.