Opinión

Un Parlamento en coma democrático

  • Sánchez debe explicar en el Congreso como va a subir el gasto en defensa 
Pedro Sánchez compareciendo en público
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Es sabido que en esta España nuestra el absentismo laboral es prácticamente un deporte nacional. Y para dar ejemplo la Presidencia y la Mesa del Congreso han decido dar un mes de vacaciones pagadas a los diputados pensando, tal vez, que con un presidente del Ejecutivo que ya anunció que iba a gobernar sin el Parlamento y un gobierno incapacitado para presentar y sacar nuevos proyectos legislativos para qué van a perder el tiempo y la energía.

Un total de cuatro semanas sin sesión plenaria en el Congreso, contando la preceptiva de Semana Santa y un mes con la Cámara cerrada a cal y canto que supone en la práctica un mes sin actividad legislativa ni control al Gobierno. Y esto en unos momentos en los que la paranoia arancelaria de Donald Trump amenaza con una recesión económica mundial, en que la Unión Europea atraviesa uno de los momentos más comprometidos de su historia ante el abandono del "primo de Zumosol" americano, y con un gobierno sanchista prisionero de sus socios parlamentarios, que gobierna con los presupuestos prorrogados de 2023 porque desde el primero al último de los ministros son ya conscientes de que con un otoño caliente de congresos orgánicos en dos de los socios principales en el Congreso, ERC y Junts y las espantadas de Sumar las posibilidades de dar luz verde a los Presupuestos para 2025 son del todo inexistentes.

El mismo Ejecutivo que está enfangado por los presuntos casos de corrupción y tráfico de influencias de la mujer del Presidente, Begoña Gómez, del hermanísimo, de su ex mano derecha Ábalos y por el presunto delito de revelación de secretos del Fiscal General del Estado, entre otras causas. Y todo esto cuando, además, el propio Sánchez acaba anunciar un cambio radical en la política de Defensa aprobando el mayor gasto de la historia, 10.471 millones de euros, sin pasar por el Congreso como obligan la Constitución y las más elementales reglas y comportamientos democráticos.

El Senado, en cambio, si trabaja con la mayoría absoluta del Partido Popular, pero con una eficacia limitada dado el desprecio al que el Presidente y sus ministros someten a la Cámara Alta. Pero como ya hemos avanzado, Sánchez anticipó el pasado octubre que gobernará "con o sin apoyo del Parlamento" y para ello cuenta con la actuación cómplice de la presidenta del Congreso, Francisca Armengol, que en lugar de defender, prestigiar y proteger a la Cámara de Diputados se dedica a servir con presteza y diligencia las órdenes y los deseos del presidente del Gobierno, humillando a la Institución que preside y representa. Y esto no es la primera ni la única vez que se produce, porque si añadimos a este parón vacacional los cierres parlamentarios que declaró Sánchez durante la pandemia, declarados después inconstitucionales, nos revelan la imagen de un autócrata disfrazado de demócrata con actuaciones más próximas a las órbitas de Putin en Rusia o de Maduro en Venezuela que a los jefes de Estado y de Gobierno de las democracias europeas y occidentales.

Lo que sorprende también es que desde la oposición nadie responda con la contundencia y los recursos necesarios por este cierre del Congreso y cuando es imprescindible exigir la comparecencia inexcusable del jefe del Gobierno en la Comisión de Presupuestos del Congreso o un Pleno urgente de la Cámara para explicar y justificar ese trampantojo de Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa, además de cómo y de dónde se van a sacar esos casi 10.500 millones sin subir impuestos, sin afectar al bienestar social y sin vulnerar la ley presupuestaria. Es decir, todo lo que no quiere, porque no puede o no le interesa, el Presidente.

Y hablando de demócratas travestidos añadir a esto la hipocresía de Yolanda Díaz y Sumar, criticando y rechazando este aumento del gasto para la defensa de cara a la opinión pública cuando es sabido que las decisiones del Consejo de Ministros son colegiadas y ni ella ni ninguno de sus compañeros de partido ha dejado el Gabinete. El sueldo, las prebendas y el coche oficial les pesan más que la ideología y los principios. Nos estamos jugando la democracia y la sociedad y el Parlamento anestesiados.

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