Madrid
La guerra arancelaria impulsada por Donald Trump ha provocado ya tres jornadas aciagas en los principales índices mundiales y disparado la volatilidad. Tanto es así que solo en la sesión de este lunes, las bolsas cayeron una media del 4,5%. Un descenso que sumado a los de los últimos días lleva a que varios selectivos pierdan ya más de un 20% desde sus últimos máximos históricos.
Es el caso del S&P 500 y el Nasdaq en Wall Street, el Hang Seng chino y el Nikkei japonés. Europa, por su parte, ya se acerca a dichas pérdidas, con un recorte superior al 17%. El hundimiento de las bolsas es generalizado, lo que evidencia el impacto negativo que para la economía global tendrán los aranceles de Washington. En Asía, por ejemplo, las tasas reducirán en un 15% el volumen de exportaciones de China. Asimismo, Goldman Sachs eleva del 35% al 45% la probabilidad de que EEUU caiga en recesión. Citi, por su parte, anticipa que los aranceles restarán un punto al crecimiento europeo. Unas perspectivas muy negativas que, evidentemente, se trasladan a las estimaciones de beneficio de las empresas, que caen con fuerza en todo el mundo.
Todo ello refleja el golpe al crecimiento global que esta guerra comercial generará, lo que explica una claudicación de las bolsas que recuerda a crisis pasadas, como la del Covid o la financiera de 2008. Pero existe una importante diferencia, ya que en este caso el desplome del mercado responde a una decisión política y no a un virus o a un acontecimiento económico. Esto abre un resquicio a la esperanza, ya que el mero hecho de que Trump se siente a negociar, como pide la UE que ya ofrece a EEUU aranceles cero a los productos industriales incluyendo los coches, podría frenar la caída de las bolsas y paliar el impacto económico de las tasas.
