
La AIReF estima que no serán necesarios nuevos ajustes en el sistema (ni más cotizaciones, ni menos gasto) para garantizar las pensiones. Es decir, aprueba la reforma de Escrivá, pese a asegurar que la sostenibilidad del sistema no ha mejorado desde entonces. De hecho, la entidad estima que ha empeorado y lo hará más aún en el futuro, al anticipar un crecimiento del gasto de 3,4 puntos de PIB hasta 2050. Un incremento provocado por la indexación de las nóminas al IPC y el retiro de los babyboomers. Esto obligará a incrementar las transferencias del Estado a la Seguridad Social en 2,4 puntos sobre el PIB (38.235 millones) para evitar el colapso del sistema. Un informe incongruente a todas luces, que no ayuda en nada a tomar las medidas que las pensiones requieren.