
Si creían que las inversiones en el mercado inmobiliario están reservadas para unas pocas manos, están equivocados. Gracias a la transformación que se está generando con la tecnología blockchain y la tokenización es posible invertir en propiedades sin necesidad de contar con grandes importes. ¿Cuál es el secreto? Pues la posibilidad de comprar pisos por fracciones. Esta nueva alternativa es posible gracias a los tokens, que son activos digitales respaldados por un bien tangible, en este caso, una propiedad. Así, los inversores pueden invertir en una parte de un inmueble sin tener que comprarlo en su totalidad, lo que permite la democratización de las inversiones en el sector, ya que es posible adquirir tokens de la propiedad por sumas pequeñas, incluso a partir de los 100 euros. Gracias a la tokenización, caen las barreras que tenían muchos pequeños ahorradores que buscaban una salida a su dinero, ya que no hacen falta grandes aportaciones de capital para entrar en el mercado de los pisos por fracciones.
Ventajas de la tokenización del mercado inmobiliario
Hay muchas ventajas en el universo de los tokens a tener en cuenta, toda una innovación financiera en el sector inmobiliario. Por ejemplo, un punto a favor es la transparencia: ya que la tecnología blockchain cuenta con un registro de todas las transacciones, es una metodología 100% segura que incrementa la confianza entre los inversores.
También cabe destacar su flexibilidad: a diferencias de los activos en el mercado inmobiliario tradicional, los tokens pueden ser comprados, vendidos o transferidos de una forma muy sencilla; lo que también aporta más dinamismo y liquidez al sector.
Además, está la importante optimización de los gastos operativos: según CBRE, la tokenización de bienes inmuebles podría recortar hasta en un 30% los costes de las operaciones inmobiliarias, con lo cual, ya podemos empezar a olvidarnos de intermediarios como bancos, agentes inmobiliarios y abogados.
Y no hay que olvidar el potencial de su rendimiento, donde los inversores no solo tendrán sus beneficios por el alquiler de la propiedad y la plusvalía que se puede generar a futuro, sino que también tendrán un beneficio adicional por el incremento de valor de los tokens.
Un buen ejemplo de este valor añadido es el del fondo de inversión tokenizado de BlackRock en la red Ethereum, llamado BUIDL. Aquí, cada token equivale a un dólar del mundo real, pero con el añadido que este poderoso fondo paga un dividendo mensual a los tenedores de sus tokens. ¿De dónde salen esos dividendos? De las inversiones que BlackRock realiza en letras del Tesoro de Estados Unidos y de los acuerdos de recompra, donde una parte del portafolio es mantenida como dinero en efectivo. En números concretos, desde su emisión en marzo del año pasado, este fondo ha acumulado más de 520 millones de dólares en valor, lo que se traduce en unos 479,8 millones de euros.
¿Token es igual a cripto?
Aunque tanto los tokens como las criptomonedas funcionan en redes basadas en tecnología blockchain, su esencia las hace diferentes: los primeros representan un valor respaldado por activos tangibles, mientras que las segundas no tienen ningún valor subyacente que las garantice.
Que los tokens estén respaldados por activos inmobiliarios les otorga una base sólida y estable para su valor, lo que aumenta la confianza entre los inversores. Además, al estar ligada a entidades físicas, reducen el riesgo de grandes fluctuaciones y fraudes. A lo sumo, su volatilidad es la misma que la del mercado inmobiliario tradicional, afectado por las regulaciones y otros factores económicos.
En cambio, el valor de las criptomonedas se basa en la especulación y en la red que la sustenta; mientras que la ausencia de un banco central o un activo que respalden su valor, pueden llevar a que sean extremadamente volátiles. Además, la falta de un ente regulador puede perjudicar gravemente a los inversores. Veamos sino qué ha sucedido con Bitcoin en su breve historia, la criptomoneda más famosa y con más capitalización: en 2017 estaba cerca de los 20.000 dólares, pero a principios de 2018, se derrumbó a los 6.000 dólares.
Ante una nueva etapa
En síntesis, gracias a la tokenización y la tecnología blockchain las inversiones tradicionales están a las puertas de una nueva etapa, donde un mercado que durante generaciones ha sido rígido y que no ha sabido reaccionar a tiempo ante las crisis, se puede convertir en un actor más dinámico, abierto y eficiente. Estamos en los primeros pasos, donde la compra de propiedades por fracciones es uno de sus capítulos iniciales. Pero seguramente que a medida que la adopción de esta tecnología se popularice, y que haya un marco regulatorio adecuado, la tokenización inmobiliaria se convertirá en una opción sólida, democrática y ágil en las inversiones de inmuebles, donde saldrán ganando tanto los compradores y los inversores como los vendedores.