Opinión

Todo lo que debe saber antes de invertir en criptomonedas

La volatilidad intrínseca de las criptos

¿Debería comprar criptoactivos ahora que se están devaluando? Parece una pregunta legítima dadas las ganancias instantáneas cosechadas tras la subida del Bitcoin en plena euforia por la victoria de Trump entre diciembre y enero. Para los defensores de la criptomoneda, la caída de alrededor del 20% desde el máximo del 21 de enero brinda una oportunidad que resultará enormemente rentable en 2025. Tal vez sí, tal vez no.

Pero, antes de actuar, lea mi columna y sepa a qué atenerse si decide adentrarse en el criptoverso.

Muchos consideran que el auge de las criptomonedas está justificado. Las empresas que las respaldan donaron ingentes cantidades de dinero para las campañas de los republicanos; ahora esperan una regulación más laxa y una legislación favorable para las criptomonedas. En este sentido, la retirada de la demanda del supervisor estadounidense contra Coinbase sería solo el comienzo. Trump incluso propuso crear una reserva federal de Bitcoins en Estados Unidos, que luego alguna autoridad europea ha pretendido imitar. Pero ¿se acabarán concretando estas propuestas? No está del todo claro.

En definitiva, todo esto no hace sino elevar las expectativas de los inversores. Un claro ejemplo de ello es lo que está sucediendo con el lanzamiento de Robinhood Crypto en España, que pretende aumentar la oferta de servicios relacionados con los criptoactivos en Europa, y que coincide con la entrada en vigor del nuevo reglamento de la UE relativo a los mercados de criptoactivos (también conocido como Reglamento MiCA). En este momento, es imposible predecir cómo afectará este nuevo reglamento a las futuras innovaciones. El euro digital, un proyecto que el Banco Central Europeo promueve desde hace tiempo, también está generando debate.

La eurozona, España incluida, y Estados Unidos se están posicionando como centros de operaciones favorables a las criptomonedas. Pero no son los únicos: Hong Kong, el Reino Unido, Suiza, Japón y casi cualquier plaza financiera del mundo compiten para convertirse en la capital de las criptomonedas.

Ahora bien, ¿por qué querría usted invertir en criptoactivos? Quizá su intención sea diversificarse, y así evitar los riesgos de las divisas o los activos tradicionales, o bien protegerse frente a la inflación. La oferta de bitcoin está limitada a 21 millones (una cifra que ya está cerca), por lo que no puede devaluarse indefinidamente como el euro o el dólar. Además, muchas monedas se quedan por el camino, así que la oferta total es menor.

Con todo, el criptoverso es infinito, no hay más que ver la variedad de opciones: ethereum, dogecoin, XRP o la nueva moneda de Trump, entre muchas otras. Esto divide la demanda y suscita dudas sobre cuáles sobrevivirán a largo plazo. De hecho, la memecoin de Trump se ha desplomado desde su debut en enero, lo que ilustra la volatilidad de estos activos.

Aun así, los más convencidos solo hablan de las enormes ganancias. Entre 2010 y noviembre de 2024, el bitcóin registró una espectacular revalorización del 163%; subió un 136% en el cómputo del año y, a pesar de las últimas caídas, se revalorizó un 29% entre las elecciones presidenciales y el 27 de febrero. Sin duda, un ascenso meteórico.

Sin embargo, las grandes alzas suelen alternarse con grandes caídas. En el último decenio, en períodos consecutivos de 12 meses, la rentabilidad del bitcoin ha oscilado entre el 2043% y el -80%.

Toda una odisea de subidas y bajadas. El bitcoin superó la barrera de los 100 euros en abril de 2013 y, tras tocar techo el día 9 de ese mes, cayó un 71%, hasta los 52 euros. Ya avanzado el año, subió por encima de los 800 dólares para caer durante casi 12 meses hasta un 82%. En 2018, la historia volvió a repetirse. El auge actual es una continuación del repunte del 74% que se registró entre 2021 y 2023. Todo lo anterior evidencia que equivocarse en el momento de comprar y vender puede arruinar su inversión.

Al fin y al cabo, las fluctuaciones de las criptomonedas no se sustentan en fundamentos económicos porque carecen de ellos. No tienen aplicaciones industriales y no generan beneficios empresariales, ventas o rendimientos. En el sector son habituales las estafas, el blanqueamiento de capitales y los robos, como puso de manifiesto el jaqueo a Bybit de febrero, el mayor de la historia de los criptoactivos.

La mayoría de las criptomonedas son demasiado inestables para ser consideradas divisas. Incluso las conocidas como "estables" (por estar vinculadas a una moneda fuerte) no siempre lo son y persiste cierta confusión normativa en torno a ellas, como se vio cuando la Autoridad Europea de Valores y Mercados desautorizó la cotización de Tether en enero.

¿Qué hay de su posible poder de cobertura contra la inflación? No parece eficaz. La caída del 64% del Bitcoin en 2022 tuvo lugar mientras la inflación interanual se disparaba al 10,6% en la eurozona y al 9,1% en Estados Unidos. En España, el dato armonizado alcanzó el 10,7% interanual en julio de 2022. Así pues, hasta ahora no ha demostrado su valía en este aspecto.

Entonces, ¿a qué se deben las fluctuaciones de las criptomonedas? Exclusivamente a los cambios en la demanda. Funciona de forma similar al juego de la silla y el sentimiento de los inversores es crucial en este juego.

Por lo tanto, pregúntese si puede predecir las oscilaciones en el sentimiento de los criptoinversores. Yo, desde luego, no me veo capaz. Si usted tampoco, ¿preferiría mantener el Bitcoin en cartera, aunque cayera un 80%? Muchos recién llegados al criptoverso están aprendiendo esta lección después de que a las fuertes ganancias de principios de año les siguiese una caída de casi el 20%. ¿Se trata del comienzo de otra caída? Quién sabe.

Las emociones no son buenas consejeras. Ejemplo de ello es la inversión en las volátiles materias primas: la mayoría de los inversores las compran cuando registran grandes ganancias (como en 2024) por miedo a perdérselas. Cuando los precios bajan, venden para no quedarse con activos devaluados, lo que consolida las pérdidas.

En los últimos 50 años, he visto a un sinfín de inversores tropezar en la misma piedra con esos inestables activos. Ahora los criptoactivos son el summum de la volatilidad. ¿Está dispuesto a soportarla?

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