Opinión

A ver si Alemania sale adelante

  • Están asustados por Trump y Putin junto a la mala situación  económica y la inmigración del país

Por una vez y sin que sirva de precedente, los sondeos acertaron los resultados de las elecciones en Alemania celebradas el 23 de febrero de 2025. La derecha moderada del CDU ha ganado los comicios con el 28,5 % de los votos (y una pérdida de 830.000 electores).

El 84% de los electores acudió a las urnas, un récord de participación.

Como ya habían anunciado las encuestas, la AfD ha subido al 20%, duplicando así los resultados de hace tres años. Es la segunda fuerza política del Bundestag justo en este año, en que se conmemoran los 80 años del fin de la guerra.

Los socialdemócratas del SPD han caído al 16%, diez puntos menos que en las elecciones anteriores. Muchos alemanes piensan que el líder socialdemócrata, Scholz, se ha ocupado más de los parados y de las ayudas estatales que de quienes madrugan y trabajan. Olaf Scholz ha asumido en persona la derrota, pero no quiso dimitir. Solo un 18% de los ciudadanos le consideraban un buen gestor.

Los alemanes, además de estar asustados por Trump y Putin lo están también por la mala situación económica.

El país desea tener cuanto antes un Gobierno constituido (para mediados de abril). Y esperan que sea estable y que les inspire confianza, lo cual implica una gran coalición CDU+SPD. Por lo tanto, urge cerrar un acuerdo de Gobierno que pueda facilitar la búsqueda de compromisos entre conservadores y socialdemócratas. En la lucha contra la inmigración irregular hay ya algunas coincidencias: más mano dura, controles reforzados en las fronteras y expulsiones rápidas para quienes no tengan derecho a quedarse en la República Federal. Si finalmente Los Verdes entraran en una futura coalición, cosa que no es deseable, las cosas se complicarían mucho porque las políticas verdes no han hecho otra cosa que desindustrializar el país eliminando las nucleares en favor del carbón y mutilando a las grandes empresas automovilísticas a cambio de los coches eléctricos caros y de corto alcance.

En cualquier caso, el SPD tendrá que salvar la cara, es decir, más protección social en un país rico donde uno de cada cinco niños, según la ONG Save the Children, es pobre y donde el 21% de la población vive de los subsidios porque es oficialmente pobre. Pero el CDU no parece dispuesto a una política social expansiva, prefiere relanzar la industria y volver a ponerse a la cabeza de Europa, lo cual, para el conjunto de la UE, es una necesidad.

Posiblemente, el problema mayor al cual deberá enfrentarse el nuevo Gobierno de coalición le vendrá de fuera, pues Merz se enfrenta al doble reto de responder a las expectativas de sus conciudadanos y a también a las de toda Europa. Sin tiempo para pensar mucho, las circunstancias le van a obligar a actuar y a ofrecer respuestas rápidas, lo que aumenta las posibilidades de cometer errores. Hay que desearle buena suerte.

Con buena suerte, la industria alemana retomará el vuelo y aunque tras la guerra Alemania renunció a las armas, ha llegado el momento de olvidarse de ello y ponerse a fabricar armas, a fin de que Putin se convenza de que Europa no va a ser un muñeco de papel.

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