Opinión

En defensa del patrimonio hidráulico

  • La demolición de la presa riojana de La Retorna ya es una realidad aprobada por la justicia

La presa riojana de La Retorna construida hace 80 años vive momentos difíciles. Obra del insigne ingeniero de caminos Carlos Fernández Casado, un Gaudi de la ingeniería, un hombre de saber universal diseñó una pieza bellísima compuesta por una presa bóveda de gravedad, un azud de derivación y dos notables viaductos. A su valor cultural suma, de forma no menor su valor económico, energético y ambiental. Su construcción en 1940 marcó un hito en la modernización de nuestro país, siendo pionera en producir energía eléctrica limpia, en una época en la que se buscaban alternativas sostenibles al carbón.

Y digo que pasa por momentos difíciles porque la Confederación Hidrográfica del Ebro, siguiendo la doctrina instaurada por Teresa Ribera en su época de ministra de medio ambiente, requirió en su día la demolición de la presa, por haber transcurrido el plazo concesional de 75 años. Ahora el Tribunal Superior de Justicia de Aragón acaba de ratificar su demolición. La decisión judicial, ante la que se puede presentar un recurso de casación, se basa en una sentencia previa del Tribunal Supremo por casos similares que se están produciendo en el resto de España basando la resolución en el informe de la CHE que se repite igual en todos los casos. Se justifica la demolición por una mejora del hábitat natural, la ausencia de interés económico de la explotación, y en la elevada inversión que supondría su actualización. Los tribunales se atienen al informe de la CHE, pero ese informe es sin duda manifiestamente mejorable, empezando porque no tiene en cuenta el carácter de patrimonio cultural del conjunto (de lo que hablaré más adelante), como tampoco se tiene en cuenta el impacto turístico vinculado a ese patrimonio, el agua disponible para uso de las poblaciones circundantes ya sea para riego, abastecimiento o usos recreativos, sin olvidar la producción de energía, que contra lo que dice el informe de la CHE, a algunas empresas consultadas les parece rentable y estarían dispuestas a concursar una nueva concesión. En cuanto al impacto ambiental sobre el hábitat, el análisis del informe ya es de broma, obviando la consolidación durante 80 años de un entorno con la presencia de la lámina de agua con su flora y fauna asociadas. En cuanto al paisaje no hace falta más que ver las fotos del antes de la presa y las actuales, donde la vegetación lo envuelve todo.

La presa de la Retorna abastece de electricidad a 12.000 hogares, y todo suma a la hora de producir energía y más si tenemos en cuenta que hay unas 1200 pequeñas presas a las que, según esta doctrina, les puede esperar el mismo futuro. Paradójicamente en 2030 estamos obligados a producir el 80% de la energía eléctrica de forma renovable, cuando en la actualidad solo alcanzamos el 56%, ya me dirán como alcanzamos el objetivo si vamos destruyendo presas y cerrando nucleares.

Pero ¿qué dice la población de la comarca que rodea la presa? Pues los tres municipios circundantes, igual que los otros cuatro del valle del Najerilla desean unánimemente la continuidad de la presa y de su actividad. Pero ya empieza a ser recurrente que la opinión de los ciudadanos afectados en esa España vaciada poco importa. No solo la población de la comarca defiende La Retorna, sino que la ingeniería (Instituto de Ingeniería de España, Asociación Caminos, la Asociación de Ingenieros Agrónomos y Foro Agua Alimentos y Sostenibilidad), recientemente reivindicaron en Logroño, junto con las autoridades locales y autonómicas, la necesidad de conservar nuestras obras hidráulicas, particularmente las que, como La Retorna, nos ayudan, en un país seco como el nuestro, a conservar el agua cuando llueve, al tiempo que evita desastres.

El Gobierno de La Rioja de la mano del Colegio de Ingenieros de Caminos ha pedido al Ministerio de Cultura, la declaración de La Retorna como Bien de Interés Cultural (BIC), declaración que, curiosamente, el gobierno riojano no puede hacer motu propio porque las obras en cuestión están en dominio público. Este es en la actualidad el único camino viable para evitar que se produzca la ejecución de una decisión administrativa manifiestamente en contra del bien común.

Sí la presa de La Retorna estuviese en cualquier otro país europeo, por su inusual belleza, por su relevancia ambiental y por el origen de su autoría, no se tiraría jamás. Pero en nuestro país en general, el patrimonio hidráulico no goza de la cobertura de ser una obra extraordinaria. "Solo" son obras bien hechas, que producen beneficios económicos, energéticos y sociales, que habitualmente acaban renaturalizando el entorno desde la actuación humana, y que ayudan a que el territorio no se despueble definitivamente.

Está en manos del Ministerio de Cultura poner fin a los desmanes de la incultura sobre el patrimonio de la ingeniería civil e industrial.

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