
A nivel global el acontecimiento más importante de este principio de año es la asunción de la Presidencia de EEUU por parte de Trump. Se le ve más experimentado, pero también se advierte que pretende dirigir el país a su estilo, fortalecerlo, controlar la emigración, eludir su papel de protector de la humanidad, aprovecharse de la riqueza de los ricos del mundo proporcionándoles más negocio, más riqueza, a cambio de que sea EEUU quien la controle.
Su gran enemigo es China, la potente. A Rusia y otros enemigos menores, se ve capaz de doblegarlos. A Europa la desprecia. Considera que se ha aprovechado de su país y ahora quiere que sea ella misma quien resuelva sus problemas, quien pague sus propias facturas y no que se las paguen otros.
En Europa, en Bruselas, están desorientados. Como siempre falta un líder y proyectos bien definidos. Alemania, con nuevas elecciones, vira hacia la derecha. Francia carece de gobierno estable y su presidente no puede imponer su ley. Son los dos países más fuertes del continente, los que marcan el rumbo. Bruselas está esperando acontecimientos. Observa a Trump con temor y respecto.
Las ideologías dominante en Europa han sido la socialdemocracia y el liberalismo. Ahora cambia de color, llega la derecha y la ultraderecha. Bruselas no sabe cómo reaccionar. Espera. Esta inacción, esta perplejidad paralizante, retrasa su dinámica, su caminar.
En España, el gobierno Sánchez lo tiene difícil: 2025 demostrará de qué modo un gobierno puede mantenerse en el poder sin mayoría parlamentaria, sin poder gobernar, sin apoyo ciudadano. Si consigue llegar vivo hasta diciembre será un ejemplo para la historia. Sánchez, como todos los presidentes en sus horas bajas, se refugia en la política internacional donde es recibido con agrado porque hasta ahora su lenguaje era comprensible. Pero ahora este mensaje de justicia, solidaridad, pacifismo, progresía, ha quedado obsoleto, anticuado para los nuevos lideres mundiales y ante una situación mundial caótica
Trump, Milei, Orban, Meloni y los que llegarán o pueden llegar pronto, defienden otros modelos ideológicos, otras políticas sociales, económicas, otros modos de entender la democracia, las reglas y conductas internacionales. Pretenden imponer nuevas ideas y métodos porque no les gusta lo que ven.
Llegan otros vientos y la historia nos dice que los nuevos órdenes que pretenden imponerse lo hacen rompiendo con las reglas del orden anterior de un modo violento, desordenado. Porque ninguna sociedad es pacifica ante los cambios de hábitos, costumbres, reglas, que ha vivido a lo largo de su vida.
Jamás se puede decir, como norma general, que lo nuevo siempre es malo, pero sí que es cierto que transcurran muchos años no se podrá averiguar si esto que nos llega será bueno, malo o irrelevante para nuestra sociedad, seguramente habrá de todo.
Hoy se le ha abierto un nuevo frente a Sánchez: España es el país que menos invierte en armamento de Europa y se le exige ponerse al día. Podemos, comunista, se niega. Sánchez sin Podemos se desvanece.