
Aunque sólo conozco superficialmente el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), no ha dejado de alarmarme la multitud de informaciones negativas que se vienen publicando en torno a su directora, María Blasco, por eso he intentado saber quién es esta mujer. Veamos.
Nació en 1965 en Verdegás (Alicante), y estudió en la Universidad de Valencia. Se doctoró en Biología Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid (1993) de la mano de Margarita Salas. Ese mismo año se trasladó a Estados Unidos para ocupar un puesto como investigadora en el laboratorio de Carol Greider (premio nobel 2009), en el Cold Spring Harbor Laboratory, de Nueva York. Allí María Blasco clonó uno de los genes de la telomerasa de los mamíferos. También fue nombrada miembro de la Leukemia Society of America. En 1997 comenzó su andadura de investigación como jefa de grupo y científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el departamento de inmunología y oncología del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), Madrid.?
A lo largo de su trayectoria científica ha publicado más de 200 artículos en revistas como Nature, Science o Cell, entre otras, y es referente mundial en el estudio de los telómeros y ha sido pionera en desarrollar una novedosa técnica de medición de los telómeros, cuya longitud se considera un biomarcador del riesgo de padecer enfermedades asociadas al envejecimiento.
En 2003 se unió al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), asumiendo el liderazgo del grupo de telómeros y dirigiendo el programa de Oncología Molecular. A partir de 2005 desempeñó el cargo de vicedirectora de investigación básica en el CNIO, y en junio de 2011 fue nombrada directora científica del centro.
Desde su llegada a la dirección del CNIO diversificó las líneas de investigación, incluyendo el estudio de la metástasis, el metabolismo y cáncer, la inmunoterapia y la inteligencia artificial. El CNIO consiguió 6,4 millones de euros para la contratación de nuevos grupos en inteligencia artificial. Blasco también creó una Oficina de Innovación que atrajo 41 millones de euros en contratos con la industria y unas ventas anuales que de 2013 a 2024 suman unos 8 millones de euros.
Como se ve, méritos tiene de sobra para ocupar la dirección que ocupa; sin embargo, el escándalo la persigue desde una compra de obras de arte hasta denuncias de acoso. El jueves de la semana pasado Blasco convocó a todo el personal del CNIO a una asamblea para ofrecer explicaciones. En la reunión Blasco aseguró que el centro no ha gastado dinero en obras de arte, dijo que ella sí tiene una estrategia científica para el CNIO, y aseguró que el organismo no ha perdido excelencia científica.
Sin embargo, unos 30 empleados han presentado denuncias para que a ellos se les suba el sueldo, y al menos otros 20 van a presentarlas en las próximas fechas. Todo ello me suena a una pelea interna de carácter corporativo.
Soy consciente de que lo que aquí he escrito no le aclara a mis lectores si Blasco tiene razón o no la tiene, pero les recomiendo que sigan este consejo: in dubio, pro reo. Que se puede leer de esta manera: mientras no se demuestre lo contrario esta mujer es inocente y valiosa.