Opinión

La lucha del bien y el mal en los mercados: desinflación contra inflación

  • La Fed está pisando el freno a la expansión crediticia como respuesta a la incertidumbre 

Actualmente lo difícil no es predecir el comportamiento los mercados. A corto y medio plazo harán lo que "diga" la inflación. Lo difícil es predecir que hará la inflación.

Para entenderlo fácilmente, es como si estuviéramos en la típica película de malos y buenos. En este caso el bien serían los datos desinflacionistas, es decir, los que muestran que se desinfla el proceso de incremento de los precios ("inflación " viene de "inflar", por eso no se puede decir "inflacción" con dos "c"). El "malo" de la película sería obviamente los malos datos de inflación.

En realidad no es que estos niveles de inflación sean tan preocupantes, pero el mercado tiene su forma particular de razonar: si la inflación no baja, la Reserva Federal no bajará más los tipos de interés. Y el motor que supone la expectativa de bajada de los costes de financiación para empresas y consumidores se habrá quedado sin gasolina. Y, peor todavía, si a la inflación va y se le ocurre subir, entonces la Reserva Federal podría verse obligada a subir tipos.

El lado negativo, es decir, los factores inflacionistas, son de sobra conocidos. Ya se ocupan los medios y las redes de mencionarlos, puesto que para generar "likes" y visitas lo que hay que hacer es mencionar las cuestiones negativas.

Se habla de las tarifas, pero, como veremos más adelante, suelen ir acompañadas devaluaciones competitivas que compensan en gran medida el efecto inflacionista de las tarifas. De hecho, aunque no se habla de ello, durante la anterior presidencia de Trump, que subió las tarifas, la inflación se mantuvo bastante moderada y cerca del 2%.

En el "lado oscuro" inflacionista se mencionan poco o nada los esteroides que supone el programa económico de Trump para la economía americana, que nosotros pensamos son más peligrosos a la hora de producir un recalentamiento inflacionista.

En el lado positivo tenemos el efecto desinflacionista que llega - y seguirá llegando - desde China. El índice de precios industriales de China lleva 14 meses en negativo. El propio IPC lleva alternando cifras negativas con ligeramente positivas desde mayo de 2023. En otras palabras, China está literalmente al borde de la deflación.

Además, la situación de la economía china garantiza la exportación de desinflación. Al estar creciendo muy por debajo de su potencial, tiene que vender el excedente de producción en el exterior. Por eso, sus exportaciones han aumentado un 38% en los últimos cinco años, frente a una media del 3% global. Y el empuje desinflacionista actual de China es el mayor en 30 años. Sus precios a la exportación han caído un 18 % desde su máximo Post COVID.

Si a lo anterior añadimos que China podría devaluar oficialmente su moneda - en la práctica ya está ocurriendo en los mercados -, para poder seguir siendo competitiva pese a las tarifas, el efecto desinflacionista de toda esta combinación es evidente.

Pero es que no solo es China. De hecho, el déficit comercial de China con EEUU se ha reducido y ya solo representa un 27%. Países como México, Vietnam, Taiwán, Corea y Tailandia han aumentado sus exportaciones a los EEUU. Y como estos países cada vez le compran más a China, el círculo desinflacionista de las economías emergentes, capitaneado por China, es cada vez más fuerte.

Ahora bien, en una economía avanzada lo más importante son los precios de los servicios. Por eso el consenso considera que la desinflación que viene de China -de la de los países emergentes no habla nadie- se verá compensada por la inflación en el sector servicios. Esto es cierto, pero no es menos cierto que, al final, el hecho de que la materia prima o los productos industriales bajen de precio acaba ayudando a que bajen los servicios. Por ejemplo, si baja el precio del petróleo, alguna línea aérea se puede ver tentada de bajar precios para ganar competitividad.

La inflación también se ve afectada, evidentemente, por la política monetaria, pero lo que está haciendo ahora la Fed es más pisar el freno a la expansión crediticia que acelerarlo. En cuanto al precio de la energía y las materias primas, atentos a cómo evoluciona el conflicto de Ucrania y la posibilidad de una negociación.

La clave de los resultados a corto y medio plazo en las carteras de inversión va a estar en saber si en los próximos capítulos de la serie de la inflación va a ganar más veces el bueno o el malo. Y, para ello, mejor los datos que los relatos.

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