
El valor de los pisos se elevó un 5,7% en el segundo trimestre respecto a 2023, alcanzando el nivel más alto desde 2009. Pese a ello, la tendencia alcista persistirá en lo que resta de año y en 2025. Así lo indican las previsiones del diferentes entidades que apuntan a que los precios subirán en un horquilla que irá entre un 4% al 10% el próximo ejercicio.
No cabe de tildar de alarmistas los pronósticos, ya que es previsible que el coste de adquirir una casa mantenga su impulso en un contexto de bajadas de tipos de interés, que persistirán en 2025 y que ya abaratan la financiación en este 2024.
De hecho, el interés medio de las hipotecas se sitúa ya en el 3,14%, su nivel más bajo desde abril de 2023. Un descenso que ya provocó que la firma de créditos para comprar vivienda aumentara un 33,9% en septiembre, lo que supone la mayor subida desde 2021.
Asimismo, la compraventa creció un 41,5% en el mismo mes hasta las 61.887 operaciones, el mayor impulso desde 2021 y la cifra más alta de transacciones desde julio de 2007. Con todo, el gran problema es que el mercado no puede satisfacer el aumento de las operaciones por la escasez de inmuebles. Tanto es así que las empresas indican que la demanda en el sector residencial quintuplica a la oferta.
En este contexto, solo la puesta en el mercado de más activos podrá frenar la escalada de la vivienda. Es por ello fundamental liberar suelo finalista y eliminar trabas para agilizar los nuevos desarrollos. Asimismo, también es necesario suprimir medidas intervencionistas (especialmente en el alquiler), que provocan que los propietarios saquen sus pisos del mercado. Mientras no se acometan estas medidas los precios seguirán sin tener freno y la vivienda se mantendrá como uno de los grandes problemas sociales de España.