Opinión

Adaptación climática: La estrategia empresarial que España no puede ignorar

  • Una oportunidad que fortalece la competitividad y resiliencia en todos los sectores  
  • El enfoque requiere un proceso estructurado y continuo hasta 2030 mínimamente

La reciente DANA en Valencia ha puesto de relieve la urgencia de la adaptación climática, tanto para proteger el territorio como para fortalecer la estrategia empresarial. Las primeras estimaciones económicas, conocidas hace unos días, indican aproximadamente 12.000 millones de euros en daños y 62.000 empresas afectadas.

Para enfrentar el cambio climático, la comunidad internacional se apoya en tres pilares: mitigación, compensación y adaptación. La mitigación busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; la compensación permite neutralizar las emisiones inevitables a través de proyectos que absorben o reducen CO?, y la adaptación implica ajustar sistemas humanos y naturales para reducir la vulnerabilidad frente a los impactos climáticos actuales y futuros, como el incremento de eventos extremos tales como inundaciones o olas de calor. Estos tres enfoques son interdependientes: la mitigación y la compensación buscan frenar el avance del cambio climático, mientras que la adaptación permite responder a los efectos que ya son inevitables.

La adaptación climática implica reducir la vulnerabilidad de las empresas y de las personas, revisando procesos y estructuras que se verán afectados por los crecientes riesgos derivados del cambio climático. A diferencia de la mitigación, centrada en la reducción de emisiones, la adaptación se enfoca en la resiliencia. En esencia, es un ejercicio de anticipación para prevenir pérdidas y proteger el futuro. La necesidad de adaptación es particularmente urgente, pues los esfuerzos de mitigación han sido insuficientes, y el problema se agrava con el crecimiento de la población y la expansión de infraestructuras en zonas de alto riesgo de inundaciones o incendios.

En los últimos años, el debate climático ha girado en torno al uso de combustibles fósiles y a las estrategias de mitigación. Sin embargo, la reciente DANA en España recuerda la relevancia estratégica de la adaptación climática, especialmente para un país vulnerable como el nuestro. Informes recientes alertan del incremento de riesgos para España, tales como inundaciones, sequías extremas, incendios y olas de calor.

Las imágenes de la DANA se suman a una cadena de fenómenos extremos cada vez más frecuentes e intensos. En Europa, las olas de calor de 2023 batieron récords de temperatura y provocaron un exceso de mortalidad estimado en más de 61.000 personas, especialmente en países del sur como España, Italia y Grecia. Estos eventos climáticos también han afectado gravemente la producción agrícola, elevando los precios de los alimentos y alterando las cadenas de suministro globales. En Estados Unidos, el huracán Ian en 2022 dejó pérdidas económicas de aproximadamente 107.000 millones de euros, impactando sectores como el turismo, la construcción y la energía. A nivel global, se estima que los fenómenos climáticos extremos generaron pérdidas de más de 260.000 millones de euros en 2022, lo cual destaca la urgencia de la adaptación. Además, naciones insulares como Tuvalu o las Islas Carteret, en el Pacífico, están experimentando la desaparición gradual de su territorio por el aumento del nivel del mar, lo que obliga a sus habitantes a reubicarse en otros lugares y enfrentar enormes desafíos económicos y sociales.

Informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y del World Economic Forum alertan que la adaptación al cambio climático es esencial para la estabilidad económica mundial y estiman que serán necesarios cerca de 1,8 billones de euros anuales a nivel global para 2030 con el fin de cubrir los costes de dicha adaptación. En España, contamos con un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, cuyo horizonte se extiende hasta 2030 y que busca preparar al país para los impactos del cambio climático. No obstante, surge la pregunta de si este plan es realmente una herramienta activa de acción o solo otro documento más en la lista de informes.

A pesar de los costes asociados a la adaptación climática, los beneficios económicos superan con creces estas inversiones. Según la Global Commission on Adaptation, cada euro invertido en adaptación puede generar entre cuatro y siete euros en beneficios. Este retorno no solo protege los activos, sino que también crea oportunidades de crecimiento en sectores críticos al reducir los riesgos financieros derivados de los eventos climáticos extremos.

Es fundamental que los consejos de administración y comités de dirección comprendan su rol en la protección de las empresas y las personas en este contexto cambiante. Los análisis de adaptación climático deben formar parte de la matriz de riesgos que analiza el consejo y deben prepararse los planes de contingencia adecuados al nivel de riesgo de la empresa.

La adopción de un enfoque de gestión de riesgos climáticos requiere un proceso estructurado y continuo que permita evaluar los impactos potenciales en los activos y operaciones de la empresa bajo distintos escenarios climáticos. Evaluar y mitigar estos riesgos se vuelve esencial. Un análisis exhaustivo de los riesgos climáticos en instalaciones y cadenas de suministro, respaldado por modelos de riesgo que proyecten el impacto de eventos extremos, permitirá a las empresas calcular el valor en riesgo y anticiparse a los costes potenciales. Desarrollar infraestructuras adaptadas a las nuevas condiciones climáticas, como sistemas de drenaje avanzado y edificios diseñados para soportar tormentas o temperaturas extremas, no solo asegura la continuidad de la operación, sino que también es una ventaja competitiva frente a empresas menos preparadas e incluso puede elevar la valoración de los activos.

Integrar la adaptación climática en la estrategia empresarial no solo protege a las compañías de riesgos inminentes, sino que también abre oportunidades para liderar en sectores resilientes, ganar competitividad y responder a las demandas de inversores cada vez más enfocados en la sostenibilidad.

Para los líderes empresariales, adoptar una postura activa en adaptación es tanto una responsabilidad como una oportunidad de contribuir a la estabilidad económica. La capacidad de adaptación será un diferenciador clave en un mundo cada vez más expuesto a los impactos climáticos.

La adaptación climática no es solo una respuesta al cambio climático, sino una oportunidad estratégica que permite a las empresas asegurar su futuro, fortalecer su competitividad y contribuir activamente a la estabilidad económica y social. Actuar hoy no solo protege los activos empresariales, sino que también crea un legado de resiliencia y responsabilidad para las generaciones futuras.

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