
No hacía falta ser muy avispado para sospechar que bajo esa lluvia de millones para los damnificados por la DANA que Pedro Sánchez anunciaba con cara de falsamente compungido, el jefe del Gobierno escondía alguna trampa para rentabilizar la desgracia ajena en su propio beneficio político y personal. Lluvia de 10.600 millones de euros que ya veremos cómo, cuánto y cuándo llega. Y si no que les pregunten a los afectados por el volcán de la isla de La Palma que, tres años después, todavía siguen esperando las casas prometidas.
Haciendo honor a su trayectoria y condición de tahúr de la póker room, Sánchez aprovechaba el anuncio del paquete de ayudas para chantajear a la oposición e intentar que le apoyen unos presupuestos del Estado que le permitan continuar en La Moncloa al menos un par de años más. En un Estado de Derecho y con un gobierno democrático los presupuestos no se imponen con chantajes o extorsiones, se negocian y el gobierno del sanchismo no ha negociado ni ha consultado o con esa oposición mayoritaria que además ganó las elecciones, sino que sólo ha traficado con sus socios de la Frankestein, enemigos de España y del Estado, los golpistas de Puigdemont, los independentistas de ERC, los nacionalistas vascos y con ese Bildu heredero de los terroristas.
Vincular las ayudas con los Presupuestos no sólo es una gran mentira, una más, sino utilizar en provecho propio a unas víctimas, a las que durante una semana abandonó y a las que ha insultado después calificándolas de violentos ultraderechistas.
Decir sí a las ayudas no obliga a aprobar los Presupuestos y tampoco hacen falta Presupuestos para aprobar ayudas excepcionales. Basta con un crédito extraordinario convalidable por decreto y utilizar los mecanismos específicos previstos en la Ley General Presupuestaria que en su artículo 55 afirma que cuando haya de realizarse algún gasto que no pueda demorarse hasta el próximo ejercicio, y no haya crédito adecuado o sea insuficiente y no ampliable deberá procederse a la tramitación de un crédito extraordinario o suplementario del inicialmente previsto. Crédito que, incluso con unos presupuestos prorrogados, puede financiarse a través del Fondo de Contingencia u otros fondos no financieros, o mediante deuda pública.
Y como complemento están los fondos europeos. Cómo ha explicado el propio vicepresidente económico comunitario, Valdis Dombrovskis, en la UE existen disposiciones específicas para hacer frente a situaciones de emergencia como el Fondo Europeo de Solidaridad, además de reasignar partidas de los fondos de cohesión y del plan de recuperación y resiliencia.
Añadido a esto, mucho nos tememos que la añagaza de los presupuestos se quiera utilizar también para colarnos por la puerta falsa un paquete fiscal que prevé la creación de dos nuevos impuestos, uno trienal sobre la banca y otro sobre los líquidos de los cigarrillos electrónicos, y subidas en IRPF e Hidrocarburos. Además de otro sablazo en el Impuesto de Sociedades para seguir asfixiando a la empresas, deteriorando gravemente la competitividad y destruyendo puestos de trabajo. Impuestos que, como ya hemos comentado muy probablemente no van a ir a las víctimas de la tragedia de la DANA sino pagar el peaje de Puigdemont, Esquerra, Bildu y PNV.
Como es la tónica general en su actuación, también con el desastre de la DANA este gobierno con su jefe al frente, han pasado de lavarse las manos con el abyecto "que pidan lo que necesiten" al "es nuestro momento" que llevaba escrito la desconocida por inoperante ministra de Igualdad. Claro que, ¿qué se puede esperar de un personaje al que le preguntan por los lamentables incidentes de Paiporta y responde con un narcisismo petulante "yo estoy bien"? Pues eso.