
El mercado ha reaccionado de forma abrupta nada más anticiparse el arrollador triunfo de Donald Trump en las elecciones en EEUU. Así el dólar se ha revalorizado frente al euro mientras que en las materias primas los futuros del petróleo registran caídas superiores al 3% ante el interés de Trump por inundar el mundo con crudo estadounidense.
Además, la bolsa china materializa el temor a una guerra comercial con caídas en la sesión. Pero donde más se ha apreciado la incertidumbre que el próximo inquilino de la Casa Blanca genera es en el mercado secundario de deuda. Los inversores han huido de los bonos americanos pese a que cotizaban con pérdidas este curso y se han lanzado a comprar otras referencias soberanas, como las europeas.
Así, el bono americano a 10 años retrocede hasta 20 puntos básicos en su mayor caída desde marzo del año pasado, exigiendo una rentabilidad del 4,46%, la mayor desde junio. Todo ello evidencia que el mercado se está posicionando en un entorno de mayores recortes de impuestos y más gasto público, además de los aranceles. Medidas todas ellas anunciadas por Trump en campaña y que son inflacionistas, lo que frenará el ritmo de bajadas de tipos por parte de la Fed.
Pero más allá del impacto en el IPC, las promesas económicas del magnate también abocan a un alza del déficit y la deuda que tendrá consecuencias para el crecimiento de la economía, el mercado de trabajo y la capacidad inversora de la primera potencia mundial. Factores todos ellos que unidos a la posición que Trump adopte respecto a los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo, plantean desafíos que tendrán efectos ahora imprevisibles a escala global, ya en el corto plazo. En este contexto, la incertidumbre seguirá marcando los mercados en los próximos meses.