
El auge del autoconsumo lleva a que en España ya haya instalados 5.000 MW de este tipo de plantas solares, que están conectadas al sistema eléctrico para que los hogares puedan verter la energía sobrante.
El problema es que esta enorme cantidad de instalaciones suponen un riesgo para la red eléctrica ya que implican una disminución significativa en los nudos de la infraestructura de transporte eléctrico. Esto eleva el peligro de que ocurran apagones en todo el sistema. Para impedir que eso ocurra, el Ministerio de Transición Ecológica obligará al autoconsumo a estar preparados ante cortocircuitos para evitar un fallo en cadena. Una medida necesaria para asegurar la robustez de la red eléctrica, lo que por otro lado, también demuestra su limitada capacidad.