
Sumar pone sobre la mesa de la negociación de los Presupuestos para 2025 una subida de los tipos que gravan en el IRPFlas rentas de capital. En concreto, la formación exige pasar del tope actual del 28% de la base liquidable del ahorro cuando supera los 300.000 euros, al 30%.
Un máximo que, además, afectaría al ahorro cuando solo excediera de los 120.000 euros. La propuesta no es nueva. Pero es relevante ya que llega pocos días después de que Pedro Sánchez anunciara un alza fiscal para "quienes tienen en el banco suficiente dinero para vivir 100 vidas".
Con estas palabras, el presidente volvió a demostrar que el castigo a los sectores más acaudalados de la sociedad es una norma de sus gobiernos. Buena prueba de ello es la mera existencia del anacrónico impuesto de Patrimonio, que solo existe en tres países, y que el Ejecutivo convirtiera a los mal llamados 'ricos' en los grandes financiadores de las medidas anticrisis. Por si fuera poco, el Gobierno sigue exprimiendo a las rentas altas con el destope de las cotizaciones y con el Impuesto de Solidaridad con las Grandes Fortunas.
Con estos antecedentes es posible que Sánchez decide volver a castigar impositivamente a los más pudientes, entre los que se encuentran altos cargos de grandes empresas. Con ello, no solo conseguirá que para las compañías sea más difícil captar y retener el talento de los directivos. También logrará ahuyentar a los inversores que no dudarán en llevarse su dinero a otros territorios que sean fiscalmente más amables. En última instancia esta voracidad recaudatoria del Gobierno golpea a las personas que tienen más recursos para invertir, lo que supone un freno para el consumo y para el estímulo económico.