
El cambio de paradigma socioeconómico tan drástico que se está experimentando en zonas localizadas de ciertos municipios es indiscutiblemente tan preocupante que debe hacer reflexionar a los gobernantes. Porque es bien sabido que la vivienda es uno de los factores que vertebra cualquier tipo de sociedad y también a las propias personas que la integran. Y es precisamente por esto que se debe tener un especial cuidado con un asunto tan delicado.
Antes de proceder a realizar su modificación, se debe siempre tener claro el paradigma social que se desea y el modelo de ciudad que se objetive, pues es algo bastante importante. Por lo tanto habrá que analizar qué beneficios y qué perjuicios van a ocasionar estos cambios para que los perjuicios sean los mínimos posibles.
En relación a ello, y más concretamente a lo que se entiende por compartir piso, se debe reconocer que este hecho se viene dando desde hace décadas. Hay que decir que, salvo en la postguerra española concretamente, se solía hacer con otras personas que eran conocidas entre sí o a las que les unía algún vínculo como ser estudiante. Pero se debe señalar que ahora se comparte piso de una manera bastante diferente, pues las personas que los comparten no se conocen previamente.
Desde hace menos de una década, los pisos compartidos han cambiado su realidad desde una simple oferta de habitación en la que se comparten baños y cocinas. Porque en la mayoría de las ocasiones la sala también ha sido habilitada para que sea otra habitación, por lo que compartir piso ya es solamente para dormir.
Indudablemente, vivir de esta manera conlleva constreñir las capacidades de las personas e incluso limitar su propio desarrollo personal, por lo que este tipo de vivienda tendría que repensarse. Hasta ahora los pisos se han diseñado para albergar un cierto número de personas y ahora esto se encuentra sobredimensionado. Aunque otra cosa es que una familia deba sobredimensionar dicha capacidad, pues es evidente que no se trata de hacer negocio como se trata de realizar con claridad y de forma irrefutable al ofertar viviendas con las características descritas.
Además, no se pueden soslayar las aberraciones que se están experimentando con los pisos turísticos. Y es que realmente esta oferta ha alarmado a la sociedad con su irrupción organizada, masiva y agresiva porque indudablemente está cambiando la estructura social, comercial etc. de los barrios. Parece ser que ciertos ayuntamientos de municipios que se encuentran tensionados con este problema están empezando a reaccionar frente a este asunto, pues a decir verdad existen muchas posibilidades para poder reconducir este problema.
Todos perderán al final
Lo cierto es que toda esta nueva situación en la que se encuentra la vivienda, no sólo en este país, sino también en otros muchos países, está cambiando las ciudades que hemos conocido. Resulta obvio que demasiados lugares han perdido las estructuras que les hacían tener una condición habitable agradable. Hoy muchos locales comerciales han desaparecido, precisamente para destinarlos a estos tipos de viviendas. Y toda esta sustitución de la estructura del barrio ha expulsado, a su vez, a sus habitantes habituales abocándoles a una manera de vida mucho peor. Personas que tenían un arraigo en la zona y que incluso que habían nacido ahí, ahora deben cambiar de lugar inexorablemente en unas condiciones que no son mejores a las que estaban disfrutando, pues es evidente que generalmente son peores.
Y todo porque el tipo de vivienda que se oferta ahora no es el que había antes, pues ha desaparecido ocasionando también que los precios se encuentren distorsionados ocasionando problemas a jóvenes y personas de otras edades al impedirles acceder a una vivienda digna.
Todos estos problemas que sufren la ciudadanía, que además suele tener un grado alto de vulnerabilidad, y los comercios habituales generalmente son originados por personas jurídicas con un plan de lucro que trastoca las vidas de todos los afectado. Por ello, los gobiernos pertinentes deberían tener un especial cuidado para que este cambio radical de modelo irrogue perjuicios, procediendo a implementar un control adecuado para evitar una sociedad distópica que en modo alguno es deseable.
Pues también estas empresas que ahora están ganando dinero con ello se verán afectadas negativamente por mor del radicalismo del cambio. Y la distopía alcanzada les afectará también a ellos con la misma virulencia que a todos. Es ineludible que esa sociedad también les ocasione perjuicios, aunque tal vez sean menores que los del resto, porque nadie jamás se puede sustraer de la sociedad en la que se encuentra integrado. Y esto, en verdad, es algo ineluctable.